domingo, 16 de noviembre de 2014

La tregua de la Navidad de 1914

El "The Daily Mirror" da la noticia de la tregua no negociada.
Hace ahora cien años del inicio de una de las más cruentas guerras, si es que pueden existir baremos de comparación entre ellas, que asolaron la Tierra. Es oportuno recordar los motivos de su inicio, hora de diseccionar el desarrollo de sus operaciones militares, de recontar los millones de vidas inanemente exterminadas, de revivir momentos espeluznantes, de intentar reconstruir lugares desaparecidos bajo las bombas y la tierra por ellas removida, de rememorar instantes dolorosos de esa tragicomedia en la que participaron actores en su gran mayoría involuntarios. Es, desde luego, el momento de no olvidar... ¡de no olvidar jamás!

De todas las celebraciones que por este motivo se han ido sucediendo en el mundo, y que van a seguir haciéndolo muy probablemente hasta el próximo año de 2018 en relación a esta Primera Guerra Mundial (1914-1918), yo me voy a quedar con el recuerdo de una madrugada especial en la que el sentido común que realmente subyace en el interior del ser humano provocó uno de esos inolvidables y entrañables momentos que espontáneamente surgen cuando menos se esperan, en un lugar donde hasta la luz de la luna da miedo, y cuando solo se aspira con ilusión verla desaparecer a cambio del calor del renaciente sol en el alba.

Me refiero a la conocida como "Tregua de la Navidad de 1914". Una tregua no anunciada, que surgió de forma espontanea entre los soldados del frente de Ypres, Bridoux-Rouge (actual frontera Francia-Bélgica; localidad más cercana: Frelinghien, Francia)

Lugar del acontecimiento (1)
Lugar del acontecimiento (2)

Quizás el sitio donde ocurren los hechos de la Historia en general es lo de menos, ya que lo importante son las personas, sus sentimientos y sus vivencias, pero olvidar el entorno puede llegar a ser también injusto, pues el lugar en sí puede ser influyente en las propias personas, es decir, en la propia Historia.

La Belle Epoque

El mundo, ese mundo lamentablemente solo reconocido en su versión denominada "occidental"... prepotente, absorbente, indecente... víctima de su propio egocentrismo y de su ambición, se inventa, cuando menos lo necesitaba, una guerra que habrá de llevar a la más mísera de las miserias a millones de seres humanos, por la demostración de poder y los nacionalismos que tanta crueldad han traído, y seguirán haciéndolo, al resto de la humanidad.

Todas las naciones europeas vivían de una austeridad económica jamás antes disfrutada, salvo España, que como siempre, y aún hoy, seguía en manos de sus caciques y sus señoritos y sus terratenientes, que eran (y son) los que marcaban las pautas de supervivencia. Mientras en España las clases obreras y sus agricultores se morían de hambre y cansancio, en el resto de Europa la nueva clase científica y humanística investigaba en aeronáutica, medicina y astronomía, repuntaba en filosofía y en física cuántica, reducía el analfabetismo, creaba la cátedra de economía, y sus licenciados salían de la universidad aportando sus conocimientos a la revolución industrial que se llevaba gestando desde finales del XIX. En las empresas creadas surge el sindicalismo, la lucha por la igualdad, se ordenan derechos laborales...en fin, lo lógico.

En España, mientras tanto, la clase pudiente sigue yendo a misa todos los domingos, por si acaso, y al país se le escapa el tren de la oportunidad. Bueno, ya hay quien se ocupa de que ese tren no pare en nuestra estación.

La Revolución Industrial europea.
A pesar de todo, surge la guerra. Por un poco más de lo que tengo, por un quíteme usted de ahí esas pajas, por un dígame o un direte de cualquier estupidez, por demostrar lo que soy, o creo ser ante usted, o porque todo me importa poco, pues ya tengo de sobra. Ahí estoy yo, el primero, con mi escopeta, defendiendo lo que mis jefes (que por cierto, duermen todos los días en cama caliente, y cenan, y desayunan) digan o pretendan decir.

Se declara la guerra.

Mapa de la Primera Guerra Mundial

España se hace neutral, quizás porque nadie hubiera sido capaz de explicar por qué habría de entrar en esta guerra, y que alguien lo entendiera. (¿cómo lo iban a defender los curas en sus púlpitos?) O quizás porque bastante tenían los españoles con trabajar para sus terratenientes.

España se aprovecha de la guerra... Bueno, más bien sus señoritos, que se hacen más poderosos por las necesidades del resto de Europa. Todo redundará en... ¡No! ¡No redundará en nada!

Pues eso.

Con todo a favor; con una educación generalizada, investigación en marcha, sanidad en expansión, filosofía pluralizada, acceso a vivienda y alimentación asegurada (o casi), trabajo remunerado y ordenado, cultura y ocio en crecimiento,... (salvo España, recuerden)... ¿A quién se le ocurre provocar una guerra?

A los nacionalismos de turno.

A los serbios, a los prusianos, a los gabachos, a los rusos, a los tommies, a los poilus, a los fritzs, a los italianos, a los moros, a los vikingos, a los húngaros, a los búlgaros, a los austríacos, a los bohemios, a los bosnios, a los transilvanos, a los belgas, a los polacos...

¡Ea!: La Primera Guerra Mundial.

Diez millones de muertos.
Veinte millones de damnificados.
Ocho millones de desaparecidos

La Primera Gran Locura Mundial.

La Primera Gran Locura Mundial
Tras cada batalla los soldados que han sobrevivido y no están heridos se agrupan en sus trincheras, se arropan con mantas compartidas que mantienen el calor del compañero, se reparten los cigarrillos y los chupitos de whisky, las galletas y las onzas de chocolate. Se ríen de sus propios chistes y se lamentan de sus desgracias. Cantan canciones de sus pueblos y rezan a sus dioses que les olvidaron, sin saber por qué lo hicieron. Comparten lejanos idilios con sus esposas y novias, y algunos se sonrojan con el recuerdo de aquella lujuriosa noche jamás olvidada, anhelada, y posiblemente irrepetible. Nadie olvida su lugar de origen, su nido, su casa. Todos se preguntan qué hacen allí, y nadie les responde... ni siquiera ese dios a quien lanzó su última plegaria aquel soldado que, resuelto en sobrevivir entre cadáveres de sus compañeros, abrió la boca y alzó la vista esperanzado en que su último aliento se alimentara de las divinas alturas... todo fue en vano, pero aquel soldado murió repleto de generosidad, murió sin saber que su aportación a la Humanidad fue haber salvado a aquella niña desprotegida que el enemigo dejó en el frente, y que él protegió. Al cabo, aquella niña se hizo mujer, y parió cuatro nuevas vidas que hicieron a la Humanidad ser más humana.

Él nunca lo vio... pero ella nunca le olvidó.

Fotos de la Primera Guerra Mundial

Nadie, absolutamente nadie, ni de un bando ni de otro, pensaba que iba a pasar aquella Navidad de 1914 aún en guerra, comenzada esta en un 28 de julio. Unos porque ni siquiera se lo planteaban y otros porque, una vez comenzaba la guerra, se pensaban que aquello era solo un paseo militar, una especie de demostración testosteroniana de la capacidad de cada bando, especialmente el nuestro. Sí, el nacionalmente nuestro.

Si ahora nos paramos a desmenuzar las operaciones militares de unos y otros, en pos de la Historia, nos perderíamos en cientos y cientos de páginas y en miles y miles de palabras, puntos, comas, punticomas, dospuntos, interrogaciones, exclamaciones, aféresis, subrayados, mayúsculas, minúsculas, y etcéteras y etcéteras. Así que, y a lo que voy, me paro en lo que desde este momento importa: el ser humano.

Todos los humanos pensamos que lo importante de todo es ese ser humano, pero nadie, o muy pocos, hacen, o hacemos, por llevarlo a cabo tal cual debería ser.

Ese ser humano perdido.
En aquella situación, ninguno ganaba o perdía. El frente, ese lugar con alambradas y trincheras a un lado y al otro, separados por unos cientos de metros, lo suficientemente adecuados para tenerse controlados, tanto en vista como en oído, como lo suficientemente lejanos para asegurarse la subsistencia, se extendía desde las playas del Canal de la Mancha, hasta bien entrados los bosques de las Árdenas.

En el entorno de un lugar llamado Frelinghien, en la frontera entre Francia y Bélgica, dentro del territorio de aquella, si es que en aquellos momentos de tensión los territorios fronteras tuvieran, surge un movimiento que, visto el lugar, el momento y su influencia, habrá que dar de hablar a las retaguardias y a los centros de inteligencia de cada uno de los bandos. De repente todo se hace humano, y todo aquello que alimentaba aquella guerra, desaparece.

Al cabo, los "birds of one feather" de uno y otro bando, refutan el acto en el acto, revuelven sus tripas (algunos vomitan en sus propios pies), llaman a consultas a sus oficiales, celebran consejos de guerra, se investigan implicados, se procura oscurecer lo ocurrido... partes de guerra, fotos, dichos, información de prensa...Todo se intenta esconder a la opinión pública. Tamaña traición a la patria no puede quedar indemne.

La tregua no declarada.
Hay muchos escritos sobre el tema. Yo me voy a guiar por el extraordinario libro de Juan Eslava Galán, "La Primera Guerra Mundial contada para escépticos" (Planeta, 2014) Un libro que es capaz de contar con sentido del humor, aunque sin olvidar la parte crítica, uno de los momentos más críticos de la Humanidad.

Al parecer, la Nochebuena de ese año provoca en el frente cambios de actitud. Desde el lado alemán llega cortando la noche el sonido del villancico "Noche de Paz" (en alemán, "Stille nacht, heilige nacht"), cantado desde una trinchera sembrada de arbolillos de Navidad. Tras él los alemanes continúan con "Morgen, kinder, wird's was geben" y el pique provoca a los galeses en el lado inglés, que entonan con solemnidad su "The boar's head carol" llenándolo todo de nostalgia. Británicos y alemanes han dejado ya de ser soldados (si es que algún día lo fueron) para volver a ser personas (si es que algún día dejaron de serlo), y el nudo de la garganta no impide pasar la noche  compartiendo villancicos de trinchera a trinchera, de lado a lado.

Una vez acabada la noche, el alba hace brillar el rocío y la escarcha en el yelmo terreno que separa ambas trincheras, mientras el sonido de los villancicos de unos y otros aún retumba en colinas y bosques.

Desde la trinchera alemana, un soldado... o más bien una persona..., con un trapo blanco en la punta de un palo, abandona su línea amiga para dirigirse a la línea enemiga, con afán aún desconocido por los habitantes de la "arruga" británica, que reaccionan tornando a sus posiciones y apuntando con sus escopetas al individuo que se acerca. "Nadie debe fiarse de un fritz", recuerdan algunos las lecciones de sus "superiores", y quedan en alerta, hasta que se dan cuenta de que lo que realmente quiere el alemán es abrir paso a un paréntesis necesario entre tanto dolor, tanto sufrimiento, tanto esfuerzo, tanta pena, ¡tanta gilipollez!

Los británicos tardan en entender el mensaje, pero al fin se atreven, y salen de sus agujeros, palo y trapo blanco en mano, hacia el lugar donde se ha detenido el teutón, y observan cómo desde el otro lado, también les imitan. Ya las trincheras se van quedando vacías para reunirse en el centro de esos cientos de metros que les separan. Se miran, se hablan sin entenderse, se dan la mano y se abrazan. Se tocan, al fin. Se desean lo mejor y ríen, sí, ríen y ríen.

Se tocan, al fin.
Comparten salchichas alemanas, whisky escocés, chocolate belga, cigarrillos turcos. No se entienden hablando, lo hace por gestos, por sus risas, por sus miradas... Vuelven a ser personas.

La mañana se ha hecho dueña de la situación y el sol juega al escondite entre las nubes.

Ahora, los soldados-personas están jugando al fútbol en un terreno donde los cascotes de las vainas de obuses hacen impracticable el "terreno de juego" y las porterías están hechas con los restos de un tanque.

Partido de fútbol: británicos contra alemanes (frente de Ypres 1914)
Treinta contra treinta. El partido de fútbol se hace corto. Es el momento de aprovechar para llevarse a sus muertos tras la trinchera. Algunos de esos muertos ya no se pueden coger porque se deshacen. Da pena. Todo ha acabado. "Menos mal que el año que viene ya todo será un recuerdo", piensan muchos.

Los "jefes" están escandalizados por los hechos, y además hay fotos, cuentos, historias... "Esto no se puede permitir, es una traición a la patria. Urge tomar medidas..."

A continuación un párrafo del libro antes referenciado, y que me ha llamado especialmente la atención por lo injusto de los hechos: "Se confiscan las fotos que tomaron los soldados para perpetuar el acontecimiento (aunque alguna se filtrará a la prensa); se censuran las cartas de los que cuentan a la familia lo ocurrido el día de Navidad. Borremos este episodio, que constituye un baldón del historial del regimiento".



domingo, 14 de septiembre de 2014

Sobre la independencia de Escocia

Paisaje de Escocia (las Highlands, al norte)
Sin entrar en la valoración que los sentimientos nacionalistas y patrióticos puedan hacer al ser humano decantarse ciegamente por la defensa de los criterios diferenciadores... ¿? ...de la parte del planeta (o sistema solar) que le ha tocado vivir, ante el resto de la Humanidad, y con derecho a expresarlos democráticamente (cosa que yo personalmente no entiendo, pero que, por supuesto, como no podía ser de otra manera, respeto) y con la libertad de querer y poder establecer, con el consentimiento y asentimiento de sus parroquianos, una comunidad propia, con frontera propia, con organización política propia, y con pseudoidentidad propia...

Escocia en verano. Las Highlands.

...que decía yo que, sin entrar en esa valoración: sobre Escocia yo, hoy, me pregunto... ¿Y esta gente de qué va a vivir tras su independencia?...

Porque una cosa es deshacerse de un sistema político opresor, justificable en todo momento, o tener motivos más que suficientes para cambiar a mejor la forma de vida de los habitantes de la dicha comunidad. Pero algo real, y no con folklóricas banderitas multicolor e himnos anestésicos, o con el orgasmo común de la consecución de una final deportiva, porque el caso siempre será que los lugareños tendrán un mejor acceso a la educación, a la sanidad, a la vivienda, al trabajo, y al resto de alternativas ociosas artísticas o filosóficas, a pesar de las banderitas y los himnos, porque si no, no vale.

Es decir, que, o se hace porque a uno lo oprimen, o porque supone la mejora de sus habitantes. Y en Escocia, que yo tenga constancia, no hay una opresión política (salvo la que todos sufrimos con el sistema capitalista, y la prepotencia monárquica de siempre)... y, que yo tenga también constancia, en Escocia solo hay... ¡ovejas, y vacas peludas con cuernos de político mentiroso!

Campo escocés con ovejas retozando.
A ver quién le pone nombre.
He tenido la suerte de patearme una parte importante de Escocia, allá por el año 2011, y mi conclusión es que sus recursos no son suficientes para mantenerse como país independiente, salvo que quieran desechar el sistema capitalista que a todos nos amordaza. Es cierto que yo fui como turista, pero hay detalles que a uno no se le escapan.

Escocia, económicamente hablando, es solo el triángulo que forman las ciudades de Edimburgo, Perth y Glasgow, en una línea que parte al país en dos. Al sur las "lowlands", es decir, la campiña, con campos de soja y poco más, en una tierra rica en humedad, pero sin rayos de sol suficientes. Paisajes hermosísimos, inolvidables, con bosques de pinos caledonios, pero difíciles para sacarles provecho.

Mapa de Escocia.
Glasgow dejó ya hace mucho de ser el fabricante de barcos en sus astilleros, y solo le queda el recuerdo. La línea Edimburgo-Stirling-Falkirk ha quedado para el turismo, y sus fábricas se han perdido. En el norte, a partir de Callender, las Highlands presentan unos paisajes estremecedores, pero donde solo crece el "heather", es decir, el brezo. Las carreteras tienen barreras que impiden el paso de vehículos en el invierno, y a los laterales de ellas, se ven medidores de la altura de la nieve, para aquel que se atreva a pasar, que sepa lo que le espera. Cuando los pocos habitantes de aquella zona necesitan asistencia médica en invierno, el gobierno de Londres-Edimburgo tiene habilitado un servicio con helicóptero. Sin duda, increíble para los que vivimos en el paraíso del sur.

Preciosa imagen de Escocia en agosto... ¿cómo será esto en enero?
El punto más al norte donde los romanos construyeron en Europa está aquí, y es un pequeño arco que da acceso al campo desde la ciudad de Callender. A partir de ahí ya no se conocen más restos romanos hacia el norte. ¿Por qué? Porque los romanos, listos como los ratones coloraos,  se dieron cuenta de que aquello no servía para nada: Un lugar que en invierno era inaccesible, y en verano yermo, sin calzadas, casi sin personas... Se quedaron allí y montaron alguna que otra granja, por si acaso.

La granja que montaron los romanos (es un decir)
Pues sí, esta es Escocia, un lugar que en el mapa tiene unas dimensiones que en realidad no lo son tanto. Lo habitable, lo vivible, es distinto a lo abarcable. Este país, que probablemente coma del turismo, que cobra en libras escocesas (sí, esas que los mismos escoceses no quieren), fuera del maldito euro, abocada a la importación para abastecer su país, subordinada a su vecino del sur, ya sea económica como cultural y políticamente (la Reina de Inglaterra seguiría siendo la Reina en Escocia), agarrada a su Historia, a su Wallace y a su Reina Maria.

Algunos hablan de las riquezas de hidrocarburos en el Mar del Norte, pero yo dudo de que Inglaterra deje escapar un recurso así, sin más, así que quizás no sea tanto de lo que hablan. Ojalá sea esa la gran riqueza escocesa, y les sirva a sus habitantes para vivir dignamente durante siglos. Yo, personalmente, lo dudo.

Cuanto más al norte vas, sus gentes parecen estar más perdidas. Uno piensa que aquella mirada de esa chiquilla de no más de 20 años detrás de la barra de una discreta tienda-bar al borde del lago Ness en Fort Augustus, no es más que la mirada de quien ve delante suya un mundo distinto que, a pesar del siglo que nos ha tocado vivir, ella siente lejano e incomprensible. Yo me pregunto qué será de ella cuando lleguen las nieves. Y sin embargo, al salir, los paisajes abruman tanto que uno queda anestesiado.

Lago Ness
EPÍLOGO:

"La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos". (Enrique Múgica Herzog)

Al final el pueblo escocés ha dicho no a la independencia, con la libertad que le da la democracia. El Reino Unido, desde Londres, con sus prejuicios y sus miserias, con su prepotencia y sus miserias, con su perfecta organización y sus miserias, con su control del status y sus miserias, con su fiel tradicionalismo y sus miserias, con su continua teatralidad y sus miserias... ha sido capaz de dar la posibilidad a parte de sus ciudadanos para que expresen sus tendencias, miserias incluidas, con la total responsabilidad sobre el resultado final, y eso les honra, pues no por obvio el hecho no deja de ser, en el tiempo que nos ha tocado vivir, loable.

Le han dado al pueblo la posibilidad de hablar, y lo ha hecho, con conciencia y conocimiento de la situación. Un ejemplo para aquellos que piensan que el pueblo solo está para hacer lo que les digan desde "allí". Todos sabemos que así no se va a ninguna parte y que el pueblo tiene necesidad de hablar, un ejercicio que ningún político debe jamás olvidar... ¿Alguien toma nota? 

miércoles, 27 de agosto de 2014

La casi centenaria "Electro"

Plano nº 5:1026, de J.Lucena, año 1944. Vista aérea de la SECEM
(Por si acaso por aburrimiento alguno no acaba de leer el texto completo, es de justicia comentar ahora al principio que esta entrada se nutre básicamente de las siguientes publicaciones, además la aplicación Google Earth, la web de Wikipedia y Cordobapedia, y de mi pequeña colección personal de planos de la fábrica de la que me siento orgulloso haber salvado de su destrucción. Como decía, los autores y publicaciones son: Encarnación Sarmiento Martín, "Córdoba Capital, volumen 3, El Sector Industrial" Caja Provincial de Ahorros de Córdoba, 1994; Encarnación Sarmiento Martín, El Pregonero de Córdoba, ¿1993?, Ayuntamiento de Córdoba; Manuel León Herrador, Córdoba en Mayo, 2003; Patricio Hidalgo Luque, "La Guerra Civil en Córdoba. Los bombardeos aéreos sobre la capital (1936-1939)", Almuzara)

Quizás lo más adecuado habría sido esperar al 15 de junio del próximo año 2017 para editar una entrada como esta, pero como me consta que habrá personas más eruditas, y por lo tanto más autorizadas, que lo harán cuando llegue ese momento, y como la situación económica está golpeando tan fuertemente a la poca industria cordobesa, que no sabemos si será capaz de sobrevivir y para entonces ya se habrá, o no, extinguido la actividad, pues he decidido adelantarme, aprovechando mis últimas horas de vacaciones precisamente antes de volver allí, a la fábrica, algo que llevo haciendo desde hace más de 25 años.

REMEMBRANZA UNO (diciembre de 1989): El autobús especial para la fábrica me recogía en la Plaza de Santa Emilia de Rodat entre las 5:15 y 5:20 de la... ¿mañana? Compartía el momento con diez o doce de mis compañeros. Hundían algunos sus caras entre sus brazos, apoyaban otros sus cabezas en el cristal de la ventanilla o intentaban los menos mantener a duras penas abiertos sus ojos. A mi tímido "buenos días" pocos parecían tener la fuerza para responder, y se escuchaba algún que otro "egun on" de algún compañero vasco que se obligaba a no olvidar su procedencia. La llegada a la fábrica era desde la plaza de la iglesia, pero después de que aquella entrada la cortara el AVE en el 92, lo hacíamos desde la parte trasera de la fábrica, donde los bosques de eucaliptos (cuya madera alimentaba los hornos) cubiertos de lluvia o de rocío, nos lanzaba un misil de aromas que ninguno de nosotros podía evitar, despertándonos a todos y dándonos la bienvenida.

Bosque de eucaliptos 
 Hablar de la "Electromecánicas", vulgarmente conocida entre los cordobeses como la "Electro" o como la "Letro", no es solo hablar de un recinto fabril donde llegaron a trabajar hasta 5.000 personas, según nos han comentado siempre los más viejos del lugar, sino de parte importante de la historia de nuestra ciudad, pues su influencia en ella, y en la vida de sus habitantes, no solo se circunscribe a la perspectiva productiva, que no era poco (raro era en Córdoba aquel que no tenía un familiar, vecino o conocido trabajando en la Letro) sino también en aspectos urbanísticos, con la creación de cuatro barriadas; económicos, con tienda-economato que permitía el acceso de sus trabajadores a los productos necesarios a precios más asequibles; educativos, con una eficiente Escuela de Aprendices específica para la fábrica y sus talleres auxiliares; religiosos, con parroquia propia en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario; culturales, como por ejemplo disponer de rondalla; deportivos, siendo el primer equipo de fútbol creado en la ciudad y que disponía de su propio estadio; sanitarios, con un magnífico servicio médico para sus trabajadores y que, como anécdota, podemos comentar que estuvo durante un tiempo a cargo del Dr. Manuel Gala, padre del escritor Antonio Gala; y sociales, como su propio cuartel de la Guardia Civil o el primer aeropuerto de la ciudad.

La Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas, S.A. (SECEM) decide en 1917 establecer en Córdoba un gran complejo fabril dedicado a la metalurgia del cobre y a las construcciones eléctricas. A pesar de la histórica relación de la ciudad con la minería, especialmente las minas de cobre romanas de Cerro Muriano, debió tener otras razones de peso para decidirse por el establecimiento aquí, y aún hoy surgen dudas sobre los motivos que hicieron a los inversores franceses apostar por Córdoba. Muy probablemente su situación estratégica dentro del mapa del sur peninsular, no lejos de las minas de Río Tinto, ni de los puertos de Málaga y Sevilla, cabeza de conexión entre la Meseta manchega y la Andalucía Baja, cercanía a Peñarroya y Bélmez, unida con estos lugares por la línea del ferrocarril Córdoba-Almorchón, y desde donde se obtenía la hulla para su uso como energía,... Otros factores hablan de intereses franceses en la zona, fácil disponibilidad de energía eléctrica, o el atractivo precio de los terrenos.

En cualquier caso, se decide establecer a unos tres kilómetros desde el Paseo de la Victoria, límite oeste del casco de población consolidado.

Plano nº 113 (1918), titulado: "Emplacement de nos usines par rapport au quartier ouvrier"

Terrenos adquiridos por SECEM y su comparación con la Córdoba de entonces (hoy casco histórico)

Los primeros años son de adquisición de terrenos y edificación de talleres. La empresa adquiere en principio unas 180 hectáreas de terreno pertenecientes al Cortijo del Aljibejo, a un precio de 516.701 pesetas, y ya después de la Guerra Civil, en 1940, comprará el Cortijo del Ochavillo, de unas 130 hectáreas, lo que elevará a 310 hectáreas los terrenos adquiridos por la compañía, es decir, unas 100 hectáreas más que todo el denominado Casco Histórico de Córdoba, su recinto amurallado.

El diseño de las instalaciones y edificios de la fábrica es encargado al suizo Francisco Gay, cuyo primer plano es un rectángulo redondeado correspondiente al trazado de la línea de tren que recorrerá la fábrica, con entrada y salida. He tenido la suerte de ver ese plano, y espero que hoy en día se encuentre en buenas manos, pues así me ocupé en su momento de que ocurriera, salvándolo de una endiablada hoguera. Se construyeron una veintena de naves, y el resto quedó libre de edificación.

Parte del plano 1748 (año 1927) sobre la modificación de entrada de la línea telegráfica a la fábrica.
En la foto del plano anterior, del año 1927, se ven los nombres de las huertas que rodeaban a la fábrica. También se observa el primer barrio obrero y de empleados, al norte.

Las vías del tren llegaban hasta la zona de Expedición
Debido a la lejanía de la fábrica respecto a la ciudad, y de la ausencia de transportes públicos (hasta 1925 no se crea el servicio regular de autobuses a la Electromecánicas), la empresa decide construir el primero de los barrios, para alojar a parte de la plantilla, quedando finalizado en el año 1921. La categoría profesional actuó como agente de segregación espacial, de manera que se construyeron setenta casas para obreros, situados en la margen derecha de la carretera de Palma del Río, y un barrio para empleados e ingenieros con seis chalets, en la margen opuesta, y cerca de la entrada a la fábrica (Encarnación Sarmiento Martín, El Pregonero de Córdoba, ¿1993?).

Plano 1004:1036, Barrio de Ingenieros (1959) Situación del nuevo chalet para la Dirección.
Plano 1004:2276, Barrio de Ingenieros (1956) Proyecto de viviendas para empleados e ingenieros.

Con el nuevo barrio nace el primer equipo de fútbol de la ciudad, el SECEM de Córdoba, que podría históricamente equipararse a otros equipos europeos como el PSV Eindhoven o Bayer Leverkusen, también nacidos bajo el patronazgo de las empresas que los subvencionan. Luego se unirían al Córdoba Sporting Club, que posteriormente crearía el Club Deportivo Córdoba (procedente del Racing Córdoba), y el Club Deportivo San Álvaro. Se volverían a separar, a bajar a tercera y finalmente, se fundaría en 1954 el Córdoba Club de Fútbol.

REMEMBRANZA DOS (23 diciembre de 1991): En el campo situado al final del Parque Azahara, entre este y el segundo de los barrios de Electromecánicas, celebramos el día de antes de Nochebuena un partido de fútbol entre casados y solteros. Los casados nos metieron un merecido 4-1, aunque lo mejor fueron los pinchitos aliñados por el Vilches, y que nos supieron a gloria bendita y los ratos de risas compartiendo cervezas. Otros años hubo otros partidos, casados-solteros, Locsa-Peninsular, en campo de hierba artificial, a fútbol 7,... pero ninguno como aquel del 91.

No deja de ser peculiar que también se construyera un aeródromo particular para la compañía, cercano a las casas de los obreros, y que sería el primero de la ciudad, antes que el aeropuerto municipal que el alcalde Antonio Cruz Conde hizo en 1957.

Así las cosas, en el mes de marzo de 1921, con todos los trámites y pasos previos acabados, o en fase de terminación, la SECEM comienza su actividad industrial, partiendo con tres departamentos productivos claramente diferenciados: Primero, la electrólisis del cobre, abastecida por los ánodos de Río Tinto (Huelva), y que mantuvo el monopolio en España hasta 1940. Segundo, la transformación del cobre y latón, convirtiéndolo en chapas, planchas, tubos, macizos, alambre, barras, perfiles,... Y tercero, las construcciones eléctricas para motores y transformadores.

Primeros hornos
Lingotes obtenidos

En 1924, los ochenta mil teléfonos instalados en España usan ya el alambre fabricado en Córdoba.

En 1930 se separan las actividades de construcción eléctrica del resto, comenzando así su andadura particular la CENEMESA (posteriormente también Westinghouse y ABB)

Curiosa imagen de la fábrica, donde ya no aparece la CENEMESA.

En 1931, el nuevo director de la SECEM, el vasco Benito Arana Beascoechea, decide ampliar al barrio obrero cercano al aeródromo, construyéndose cuarenta nuevas viviendas, y en 1934 se levanta el Cuartel de la Guardia Civil, cuyo edificio aún está en pie, y abre su fachada a la carretera de Palma, habiendo tenido últimamente usos como hostal y como, según parece, casa de prostitución. Las vueltas que da la vida...

El 18 de julio de 1936, Córdoba queda en manos de los rebeldes fascistas, al mando del coronel Ciriaco Cascajo, quien recibe órdenes de Gonzalo Queipo de Llano, de la 2ª División Orgánica de Sevilla. El fracasado golpe de estado provoca la venida de la cruenta Guerra Civil, y el frente se sitúa pronto en una línea imaginaria que une los pueblos de Obejo, Montoro y Espejo, aproximadamente.

La SECEM se convierte en un enclave estratégico militar de gran valor para los sublevados, quienes usan su aeropuerto para los aviones, y sus instalaciones fabriles para fabricar material de guerra.

El aeropuerto de la Electromecánicas era una pista no apta para los modernos aviones italianos, así que se hace necesario realizar obras de mejora y ampliación, y ya el 31 de julio de 1936 se está acondicionando. Se desvía la acequia del Aljibejo que viene del canal del Guadalmellato para ampliar la pista y se reparan desperfectos de esta última.

Conocedores de la conversión de la SECEM en fábrica de producción de material de guerra para los sublevados fascistas, el ejército gubernamental republicano la pone en el punto de mira de sus aviones, en las incursiones realizadas por su aviación. El mismo Indalecio Prieto insiste en bombardear la fábrica, y los fascistas, conocedores de su importancia, la nominan como uno de los siete sectores de defensa a cargo de jefe propio, con despacho este en el cuartel de la Guardia Civil de la barriada. Los bombardeos gubernamentales sobre la fábrica ocurren sobre todo los días 01/04/37, 19/10/37 y 09/12/38. Los obreros se ven obligados a refugiarse en los sótanos.

Sótanos de la SECEM (foto actual)

Muy probablemente aquella filiación al bando posteriormente vencedor le abriría a la compañía posibilidades de expansión no inicialmente planificadas pero bien avenidas, con ingentes márgenes de beneficio, que le permitió hacerse con parte de las acciones de empresas de la competencia, quedándose en la mejor posición posible frente al mercado.

En el año 1940 se presenta proyecto de creación de la segunda parte de la barriada de Electromecánicas, frente al barrio de ingenieros, compuesta por 86 viviendas, la iglesia, la Escuela de Artes y Oficios, y dos grupos escolares, todo obra del arquitecto jerezano Fernando de la Cuadra e Irízar. Dicha escuela, conocida como la Escuela de Aprendices, ofreció a los trabajadores de la fábrica una extraordinaria cualificación durante varias décadas, que aún hoy causa admiración incluso a nivel internacional. Tanto es así que parte de sus contingentes, de las últimas hornadas de la escuela, han servido en la actualidad para formar in situ a personal italiano y alemán, en sus propios países, adheridos a la última compradora de la parte de laminado (la multinacional KME) y que ha acabado, lamentablemente, con la deslocalización del centro productivo, en favor de los intereses italianos y alemanes. Cosas de la globalización.

Restos actuales del antiguo Almacén General

REMEMBRANZA TRES (1981): Acabamos de darle en la Iglesia del Rosario una misa de difuntos a mi tío Pepe y yo no dejo de llorar. Ahora estoy en su casa, en la Calle de Ingeniero Alfonso de Churruca, en la tercera ampliación de la barriada, donde me he bañando tantas veces en su piscina, o más bien alberca, y he pasado tantas Nochebuenas. Mi tío era electricista de la "Letro" y alguna que otra Nochebuena tenía guardia nocturna, así que ahí íbamos los chiquillos, en la parte de atrás del coche de mi padre, más de los que deberíamos, sin duda, cantándole al tito villancicos para que no se fuera triste. Él se perdía por aquella puertecilla, cercana al servicio médico de la fábrica, donde recogería su ficha de ingreso, y que debería devolver a su salida, a las seis de la mañana.

Iglesia de Ntra. Sra. del Rosario, parroquia del barrio.

Desde esta época hasta los años 70 cabe resaltar la tercera y última ampliación de la barriada, esta vez al norte de la carretera de Palma del Río, en 1957, a cargo del arquitecto de la empresa Eduardo Figueroa, Conde de Yepes, construyendo 237 viviendas con una tipología muy concreta, y que ha dado con el tiempo carácter y personalidad propias. Las casas, de una sola planta salvo en las esquinas, tenían (y aún se mantienen algunas) jardín delantero, vivienda y patio o huerto trasero, y que en muchos casos con los años se transformaron en cocheras, patio con piscina o jardinito. Llama la atención la reducida dimensión de la vivienda propiamente dicha en comparación con la dedicada a huertos, patios o jardín.

Casas típicas de la barriada, aún hoy en pie.

REMEMBRANZA CUATRO (verano de 1980): Con el cabello mojado aún por el baño en la alberca de mis tíos, me dirijo hacia el sur de la Calle Alfonso de Churruca hasta el kiosko donde venden las barras de helado. Paso por delante de un pequeño mercado que huele a pescado y llego al cruce, donde se encuentra el kiosko fabricado de chapas. Al otro lado de la calle, otro kiosko, también de chapa, está cerrado, pues lo que ofrece son jeringos, y con esta calor no hay quien los consuma. Las chicharras retumban en mis oídos. "De turrón", me oigo decir a mí mismo.


Interesante me parece comentar que los obreros ocupaban las casas en régimen de alquiler mientras estuviesen vinculados profesionalmente a la fábrica, así que cuando eran despedidos, o liquidación por iniciativa propia, o por jubilación, debían desalojar las viviendas. Estas tenían electricidad y agua gratuitas, ambos servicios abastecidos por la propia fábrica; la electricidad procedente del generador de barco que hasta no hace mucho funcionaba como alternativa a los apagones de Sevillana, y el agua el de los pozos, tan abundantes en la zona. En 1974 SECEM vende las viviendas a los inquilinos de entonces, a unos precios muy ventajosos.


El millonario Plan de Expansión y Desarrollo que la empresa crea al albor del rimbombante Polo de Desarrollo de Córdoba, cae en saco roto cuando se decide la deslocalización de la línea de electrólisis, alma mater y joya de la corona de esta empresa, en favor del Polo de Huelva, y quedando la fábrica cordobesa para la transformación del cobre y latón. Por esa época SECEM comienza su descapitalización inmobiliaria vendiendo terrenos, que luego supondrá el nacimiento de nuevas barriadas como Miralbaida, Azahara, Palmeras (levantada donde estuviera el campo de tiro) o Albolafia, y otros con menos nombre, quizás por estar más en la sombra en cuanto a construcción de viviendas.

Localización actual de los lugares comentados.

En año 1978, con la semi-democracia despuntando en España,  la empresa decide contraatacar a la crisis económica general y a la del sector en particular, y busca aliados para hacerse con el sector del mercado nacional. Así, SECEM se fusiona con Pradera, SIA (Sociedad Industrial Asturiana) y Earle, y crea Ibérica del Cobre, S.A (IBERCOBRE). La fábrica se llena de personal procedente del País Vasco y Asturias, obligados a emigrar a nuestra tierra. Son los que hasta no hace mucho hemos conocido en la fábrica como "los vascos". Algunos de ellos no supieron (o quizás no quisieron, qué más da) asumir su marcha de su Euskadi o Asturias, cambiar las montañas verdes y árboles enormes por la reseca Sierra Morena en verano, los minúsculos naranjos de nuestras calles y los cuarenta grados a la sombra. Otros, en cambio, se adaptaron, sin olvidar sus raíces, manteniendo su acento y costumbres pero apuntándose a peñas perolísticas o asomándose a la feria. Todos buena gente, trabajadores, generosos... Compañeros, ojalá os haya ido bien con vuestra jubilación. De corazón.

Ibercobre tuvo subidas y bajadas, más estas que aquellas, y sobrevivió como pudo. Ya nada sería igual en la fábrica sin la línea de electrólisis que se llevó Huelva, pero había que mantener la actividad, sí o sí. Los planes de reconversión de 1982-1985 y de 1986-1989, con jubilaciones anticipadas y bajas voluntarias solo supusieron pomada sobre la herida, pero no había posibilidad de un buen cosido con lañas o grapas.

En 1989 el grupo Outokumpu (con el 58% de acciones en manos del gobierno finlandés) aparece como el gran solucionador de los problemas de la empresa, cuando en realidad lo que pensaba en convertirse era en el gran regulador del mercado europeo aprovechando la globalización económica. Pero entonces nadie lo sabíamos.

Outokumpu Copper Oy, con sede en Espoo, mina en Outokumpu y fábrica en Vasteras (todas poblaciones escandinavas), se hace cargo de la antigua SECEM en 1989, y se permite el lujo de partirla en tantas partes como líneas de producción existen. Así, y con el inicial nombre de "profit center" y con una escondida intención de ir vendiendo y dividiendo, los finlandeses crean Outokumpu Copper Wire Mill (alambres y cables; cerrada posteriormente); Outokumpu Copper Tubes (tubería de cobre, cerrada posteriormente en beneficio de la de Zarátamo, Vizcaya, también suya); Outokumpu Copper Brass Rods (perfiles y barras, vendida y actualmente aún en funcionamiento); y Laminados Oviedo-Córdoba, es decir, Locsa, al 50% con Europa Metalli, con planta también en Oviedo, y que acabará llevándose la producción a su país, y por tanto hoy cerrada. La colada continua es vendida a Atlantic Copper (Huelva) y hoy en día es Cunext Copper Industries, la considerada la mayor empresa cordobesa en cuanto a facturación.

REMEMBRANZA CINCO (4 de junio de 1989) No pude dormir. Iba a ser mi primer día de trabajo en la SECEM. A los chavales, unos diez o quince, todos familiares de trabajadores de la empresa, nos recibieron Matamala y Moro y recorrimos la fábrica viendo los distintos departamentos y líneas productivas. Yo acabé en la sección de Tuberías, haciendo tubos termohidrosanitarios, y cuatro años más tarde pasé a la administración de Perfiles y Barras, que para eso era administrativo. Muchos nombres se me vienen a la cabeza: Antonio Moreno, Luis López Hernansáiz, María Dolores Tena, Ángel Infantes, Pepe Jiménez, Antonio Weruaga (Director), José Luis Galván (Controller), Manuel León (Director), Charo Castanys, Antonio Miguel Rodríguez, María Teresa Fuentes, Manuel Ortíz , Concepción Primo, Antonio Obispo, Enrique de la Torre, y "los suecos" Lennart Ericksson, Johhan Berg o Hans Lennartsson, que me enseñaron a llevar las cotizaciones en bolsa de los metales de Londres, entre otros muchos más, algunos de ellos aún allí y que por eso no incluyo.

A los lamentables cierres de las líneas de Alambres y Tubos se unirá en 2011 la descarada deslocalización de Locsa una empresa que funcionaba bien, pero que fue devorada por el capitalismo más cruel, llevándose su producción a los centros que KME tenía en Italia y Alemania, después de haberse servido de los conocimientos de los propios trabajadores cordobeses. Así se lo coman "calentito".



No todo son malas noticias. Desde el año 1996, entran nuevos accionistas en Perfiles y Barras, así como se consolida la Colada Contínua (Atlantic Copper), y llegan nuevas empresas desde Palencia (lingotes para grifos) y Zaragoza (pasatapas para transformadores), auspiciada por capital madrileño, así como maquinaria nueva desde Grenoble (prensa de extrusión tras el cierre de La Nouvelle Societé Bonmartin).

Entrada a la fábrica antes de la instalación del Parque Joyero.

En terrenos de la antigua SECEM, vendidos simbólicamente por una peseta el metro cuadrado a cambio de su descontaminación, al AIE de su nombre, se instala en el año 2005 el Parque Joyero de Córdoba, un acontecimiento que se vendió como la solución a la histórica economía sumergida de los joyeros cordobeses, pero que solo trajo más especulación urbanística, acrecentada ahora con la "genial idea" del actual alcalde de convertir su pabellón de muestras en el "gran centro de convenciones de la ciudad".

Ahora los joyeros se quejan de humos, ruido, polvo y olores, olvidando el precio con el que tuvieron acceso a los terrenos que hoy sostienen sus fábricas, y se alían con agrupaciones ecologistas muy lejanas físicamente a las de la tierra (busquen ustedes en la prensa), quizás buscando continuar con esa especulación urbanística que comentaba antes, tan al parecer íntimamente ligada a los joyeros cordobeses y con intenciones impredecibles.

Ya decía yo entonces, por aquellos años, que la Electro comenzaría a ser un problema ambiental (o más bien estético-ambiental) en el mismo momento en que los joyeros aparcaran sus Audis y Mercedes a menos de tiro de piedra de nuestros hornos. Y no me he equivocado, lamentablemente.

Más tarde se traslada también, ocupando entre otros terrenos la parte que fuera Carpintería en la SECEM, la empresa Recuperaciones y Servicios Diego Romero, S.L. del sector de la reciclaje de metales, que abandona las deficitarias y comprometidas instalaciones de la Calle Virgen de las Angustias, en Valdeolleros, que con el nombre de Pedro Rojas, S.A. llevan funcionando desde 1940.

La fábrica en los años 70, vista desde su primitiva entrada.
REMEMBRANZA SEIS (cualquier día entre junio y octubre de 1989): Medio dormido atravesé una de las dos puertas estrechas que daban acceso al "fichero", donde un reloj recién abrillantado presidía allá en lo alto un gran mural de madera con clavos en los que colgaba cada una de las fichas que había que recoger. Números, todo eran números. El reloj marcaba las 05:34 horas y mi ficha, grabada en negro en un cospel de latón oscurecido daba los números 693. A la derecha un calendario del mes, a la izquierda, en un papel colgado con una chincheta, los horarios del Botiquín (así llamábamos al servicio médico). No me sentía bien, pensaba en venir al Botiquín en la hora del bocadillo a las 10:00. Olvidé recoger mi ficha, y me di cuenta en el vestuario, pero no hice nada. Durante la mañana pensé en que yo era la quinta generación (o casi quinta) trabajando en la SECEM: mi abuelo, mi padre, mi tío, mis primos (más mayores que yo). Más números. A la salida no pude dejar mi ficha en el correspondiente cajón y le comenté al controlador lo que me había pasado. Jamás me han vuelto a echar una bronca similar. Le miré con aire estúpido, le di la gracias y no se me ocurrió otra cosa que sacarle la lengua. El controlador, cuyo nombre no me acuerdo, si algún día lo supe, comprobó que no había nadie alrededor (¡todo el mundo salía de la fábrica como alma que lleva el diablo!), me miró, sonrió y me dio una especie de colleja en la frente riendo a carcajadas. "Anda, vete, so joío, que yo te arreglo los papeles". Desde ese día, el controlador de las fichas me estuvo sonriendo durante un tiempo (hasta que se olvidó) cada mañana, a pesar de que a aquella hora, no hay músculo que a uno le haga sacar ninguna mueca, salvo la de bostezar, pero de ese acto uno no es dueño..

P.D. Dedicado a todos los trabajadores que han trabajado y siguen haciéndolo cada día en la casi centenaria "Electro", ya sigan vivos o no, y especialmente a mi abuelo José Fuerte Villanueva, mi padre Alfonso Fuerte Gamero (ambos en la Cenemesa), mi tío José Rodríguez Moya, mis primos José Manuel Rodríguez Espejo y Rafael Rodríguez Espejo, y a todos mis compañeros, pasados y presentes, que fueron, y siguen siendo, parte de mi día a día. ¡Seguiremos adelante!

...y mañana más...

domingo, 24 de agosto de 2014

Qurtuba do Prahy

Sinagoga de Jerusalem, arcos de herradura apuntados (Praga, República Checa)
Si es que no tengo remedio.

Allá donde voy, mis escrutadores y nerviosos ojos escanean, sin solución de continuidad, los horizontes encontrados, justo como aquel fantástico lector-analizador de imágenes célebre que Arnold Schwarzenegger hizo famoso en sus películas sobre Robocop, ese robot humano salvador del mundo mundial; en mi peculiar investigación me pierdo, buscando cual vulgar friki, señales de identificación que me permitan concluir hasta qué punto, y hasta qué longitudes y latitudes, han sido capaces de llegar los tentáculos de la creación ex-novo del arte andalusí, más concretamente califal, y más afinadamente qurtubí.

No lo puedo remediar.

Cuando afrontamos el pasado 13 de agosto del 2014 la subida a las hermosas latitudes bohemias y eslavas, tan nórdicas ellas, la primera impresión en este menester que os cuento, es que la cosa iba a estar difícil, si no imposible, por lo que mi relajación se hizo evidente, y mi lector-analizador se situó en stand-by.

Sin embargo, y ¡cuál fuera mi sorpresa! (quizás por falta de información previa, culpa mía, sin ninguna duda) me fui a encontrar, casi de sopetón, con la gran impronta andalusí en esta ciudad que visitamos, y que, fíjate tú que cosas, llega a estos lugares de la mano de sefardíes.

Una serie de sensaciones y sentimientos encontrados me vinieron de repente, cerca del kafkiano monumento que se sitúa por la sinagoga. Como si Franz Kafka hiciera de las suyas.

Monumento a Franz Kafka
Parecía un poco raro todo aquello... o al menos a mí me llamó la atención. Un edificio judío construido en una ciudad, y un país, que sufrió muy especialmente el holocausto hebreo por parte de los nazis (campo de concentración de Teresienstadt, por ejemplo), reconstruido el edificio a finales del siglo XIX con una decoración andalusí, morisca o musulmana, por quienes ahora, allá al otro lado del Mare Nostrum, sufren ese mismo holocausto... en Palestina... de mano de los que se hacen llamar hebreos o judíos, pero que en realidad son sionistas, es decir: nazis.

Y yo allí, en un país donde la hierba crece hasta en las aceras, y los árboles suben tres plantas (¡qué envidia!), observando la decoración de aquel edificio, tan cercano y tan conocido.

El edificio de la Sinagoga Española de Praga, reconstruida en 1893, combina decoración sefardí y andalusí.

Sinagoga Española. Decoración sefardí y andalusí.

Sefardíes son las tablas de Moisés y la estrella de ocho puntas rodeada de celosías entrelazadas y colmatada interiormente con decoración de hojas y flores. Esta decoración rodea todo el friso de la primera planta. Andalusíes son las almenillas de nueve puntas en los remates superiores, y de cinco en los intermedios y bajos, copias de las de la Mezquita de Córdoba (que los constructores de esta copiaron la de Damasco en el siglo VIII) pero con calados de flores; y los arcos de herradura, con triple columna de capiteles corintios.

Sinagoga sefardí-andalusí.
El resto de la fachada se decora con arcos de medio punto, lobulados y de ajimez morisco o mudéjar, con alfiz sencillo, sin decoración alguna. Llama la atención la variedad de la fachada, como si quisiera aunar mucho en tan poco espacio, muy lógico en la tendencia regionalista de la época (fines del XIX) que se desarrolla en Europa. A mi entender (¿quién soy yo para juzgar?), lo mejor es la disposición del edificio, más que su decoración, aunque esto último sea lo más atractivo. La sinagoga se desarrolla en forma de monte, adaptándose al terreno, absorbiendo parte del jardín, y complementándose con él. Esto, que quizás pueda parecer normal, es (así lo entiendo yo), un guiño más a las formas sefardíes-andalusíes.

Del interior habría que destacar más influencia sefardí-andalusí. En general recuerda a la decoración de la sinagoga toledana del Tránsito, pero con menos acierto.

Interior de la Sinagoga Española (Praga)
La disposición de las gradas para las mujeres no varía, y la altura de la nave es la adecuada, en proporción a su decoración. Llama la atención el arco angrelado del altar principal, que recuerda al magnífico Alcázar de Sevilla, o su decoración interior, que nos trae recuerdos de las salas privadas del Generalife granadino... pero no... no alcanza la grandeza de lo copiado.

Una serie de elementos simbólicos, recordatorios de la religión que aquí se profesa quedan atrás con sus prejuicios y perjuicios, como (una vez más) elementos lamentables de la deformación mental del ser humano ante sus miedos esotéricos más profundos. Por lo cual, todo lo demás, sobra... No digo más.

Y resulta que, después de ver esta construcción tan cercana a mi tierra andalusí, me encuentro con otra que viene a ser de lo mismo, mostrándose de lo mismo y con intenciones de lo mismo. Otra sinagoga: La Sinagoga de Jerusalem, allá cercana a la Estación Central de tren, en la Ciudad Nueva de Praga.

Sinagoga de Jerusalem o del Jubileo (Praga)
La primera impresión que a uno le da ver este edificio es la de... hortera. ¡Vaya edificio hortera! Menudo mal gusto. Parece la entrada a un parque temático. Fue construida en 1906 bajo diseño de Wilhem Stiassny en estilo mudéjar andalusí, pero con muy poco acierto, al menos a mi entender.

Del arte califal recoge las dovelas alternadas rojas y blancas (en este caso amarillas en vez de blancas, como la bandera de España o de Catalunya o Aragón), y además a los arcos de herradura les da un toque apuntado, que los deforma en su clave. La combinación de azules, amarillos, rojos y dorados es absolutamente horrible. La estrella de ocho puntas, a modo de rosetón gótico, embutida en una especie de habitáculo en arco de herradura con impostas azuladas parece el ojo de Sauron, y da la sensación de que en algún momento va a escupir algo.

No he visto un edificio más horrible que este.

Que Dios, Jesucristo, Alláh, Mahoma, Jahvé, Anás o Caifás, o Maradona les perdone.

En cualquier caso, ha sido divertido encontrar, a dos mil kilómetros de distancia allende el norte, imágenes que me recuerdan la grandeza de lo que un día hubo en mi ciudad qurtubana, y que fue capaz de exportar a sitios tan lejanos como este sus ideas y gustos.

Hubo algún edificio que recordaba las formas, pero no llegó a la altura de ganarse el premio.

Edificio en la orilla derecha del Moldava (Praga)
Ha sido bonito descubrir formas cercanas en tan lejas tierras. Uno no deja nunca de aprender... afortunadamente.

sábado, 2 de agosto de 2014

Los olivos de la paz. Palestina libre.

Mi pequeño olivo es palestino, y sabe resistir.
Lea este enlace antes de continuar, por favor: Centenario olivo mediterráneo cordobés con Palestina

Mi pequeño olivo es palestino, y sabe resistir. Solo tiene poco más de dos años, que no son pocos para ser palestino, pero ha aprendido a resistir. Allí arriba, en la azotea de mi casa... (¡ay!, ¡una casa en pie, sin bombardear!)... donde no se ven caer bombas, mi pequeño olivo siente nostalgia del Mediterráneo, no tan lejano, pero respira aires sureños que le hacen feliz, sentirse seguro, no como otros olivos allá en el infierno sionista.

Mi olivo palestino es feliz, no como otros olivos.
Mi pequeño olivo es palestino, y así lo siente.

Y cuando subo a la azotea para regar su tierra, junto con las demás plantas y árboles, él se estira, con sus dos años de vida, me ofrece su hermosa porte y, con cara de merecido enfado, me pregunta: "¿Cuántos hoy?"

Yo, odiando ese momento, le cuento:

"No, amigo, hoy no han sido más de dos", aún sabiendo que es mentira...

Ni uno solo debería estar aquí.
Mi olivo palestino es pequeño, un niño, como aquellos que han perdido su vida a manos de los sionistas israelíes, como los miles que han perdido a sus familiares sin saber por qué, como los miles que han perdido su casa, su escuela, su templo o su parque, como los miles que guardan en su interior imágenes y momentos para el odio más profundo y que no les dejará dormir por las noches nunca más: rostros inexpresivos, cuerpos destrozados, pieles demacradas, sangre sobre color carne, olores a podrido, zumbidos de misiles, tacto de metralla... muerte, destrucción, odio, miedo, asco... incomprensión...

Mi olivo y mi cheflera conversando.
Mi joven olivo y mi cheflera conversan cada día desde el amanecer... hasta el amanecer, porque ellos no tienen prisa. Se suelen poner "de hojita perejil" el uno a la otra y viceversa, pero no pueden pasar el uno sin la otra y viceversa, así que convienen que lo que más les satisface es compartir tierra, agua, sol y cariño.

Hay que buscar la paz y la conversación desde el amanecer hasta el amanecer; ponerse el uno al otro de "hojita perejil", porque toca... pero sin tocar; sacarse la lengua, y ya está.

Recuperar la cordura.

Es tanto lo que ha de cambiar, que todo se adivina imposible, pero ¡no lo es!. Tanto odio acumulado, tantas injusticias, tanto de qué hablar y con qué negociar, tantos reproches, tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta prepotencia, tanta desidia, tanta incomprensión... Pero NO es imposible, y el esfuerzo merece la pena.

El ejército del gobierno fascista-sionista de Israel debe retirarse inmediatamente de los territorios ocupados ilegalmente, así como deshacer la colonización promovida durante tantos años, y recuperar los límites establecidos en los acuerdos de 1967, que no fueron poco, teniendo en cuenta que la creación del estado israelí en el 48 se hizo sin escuchar la opinión de quienes entonces allí vivían. Si el noble pueblo hebreo no es capaz de quitarse de encima YA esta correlación de su raza y religión con este tumor nacionalista llamado sionismo, ávido de tierras, que marca sus fronteras entre el Éufrates y el Nilo, como su bandera, será tan culpable como su fascista gobierno, y acabará devorado por él mismo; injustamente, pero devorado.

Sión: arriba el Éufrates, abajo el Nilo, en el centro Jerusalem

Sión: arriba el Éufrates, abajo el Nilo, la estrella Jerusalem

Los palestinos, sabedores de que tienen derecho a defender sus tierras, después de 60 años deberían tener en cuenta que ya ha llegado la hora de analizar la situación y de pensar si merece o no la pena el sufrimiento de sus habitantes. Todos nos emocionamos con el sufrir de los niños, pero nadie se para a pensar en los mayores, esos que tienen necesidad de otra persona para moverse o para comer, y que, además, vivieron en primera persona la injusticia.

Seguramente estarán hartos de todo.

¿Acaso no merecen ellos también la pena el esfuerzo?

A partir de esta premisa esencial, se podrán barajar fórmulas de convivencia y de paz para todos sus habitantes, ya sea la existencia de dos estados o la de uno solo que concentre la enorme diversidad étnica, religiosa, política y social. Porque la convivencia de esa pluralidad no es solo posible, sino necesaria para el resto del mundo, como un ejemplo a seguir.

Para ello hará falta que ningún otro estado exterior influya de ninguna manera en las decisiones y en su gobierno; que los recursos naturales solo redunden en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes; que las religiones y tendencias filosóficas se aparten de la gestión general y se ofrezcan como alternativa personal y privada y, en cualquier caso, pacifista e inocua; que los símbolos nacionalistas del nuevo estado común, o de ambos estados, tengan la discreción y humildad necesarias, y no supongan exaltaciones prepotentes que alteren la convivencia.

¡Tan simple!

¡Tan difícil!

Todo antes de la muerte de más seres humanos. Merece la pena.

Déjenme creer que ocurrirá, y que todos los olivos palestinos habrán crecido libres, y serán considerados los olivos de la paz. Déjenme ser utópico y disfrutar de la sonrisa de aquella niña hebrea a quien le falta por su edad una paleta en su dentadura, abrazada al cuello de ese chiquillo palestino que, a duras penas, se mantiene en pie, después de tantas desgracias vividas en su natal Gaza... Serán felices juntos... ¿verdad que sí lo serán?... ¿verdad que sí?... ¿verdad?...

Mi olivo de la paz palestina