En mi última entrada habíamos dejado a los ingleses huyendo de la trampa montada por las tropas borriqueras escocesas en los alrededores del puente, río, colina y castillo de Stirling, y a un William Wallace observando desde su colina la victoria que le daría renombre.
Como epílogo de aquella, y al mismo tiempo introducción de esta nueva entrada, contar que a consecuencia del encuentro militar, los ingleses abandonaron el castillo de Stirling y, reculando, atravesaron las "borders" (frontera) para recolocarse por Yorkshire y preparar otra arremetida más, vengadora de la humillación sufrida. El rey inglés, Eduardo I, firmó un armisticio con los franceses con la intención de dedicarse a los asuntos más domésticos "internos" y así recuperar a sus tropas de élite, especialmente a sus arqueros y lanceros. También pactó con los galeses para que les proporcionaran sus temidos arqueros de tiro largo y descomunal inhumanidad de sus soldados.
La cita fue, un año después, en Falkirk, a unos 15 kilómetros al sur de la última derrota, pero esta vez, a campo abierto, sin bosques, ríos, colinas, castillos o puentes alrededor. Es decir, el lugar idóneo para un gran estratega como era el rey inglés. Los escoceses, altos de moral, aún siendo inferiores, entraron al trapo, y basándose en su "nueva arma", la lanza larga hecha con la madera de los bosques escoceses, y que evitaba el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, se dispusieron a dejarse la piel en el campo de batalla. Pero al rey solo le bastaron unas horas para aniquilar a sus enemigos, haciendo alarde de estrategia, y no vacilando al usar los arcos y flechas, aún sabiendo las bajas que causaría en sus propios hombres. Todo por la victoria, ¿qué más dan unas vidas más que menos? Wallace logró huir, pero fue el principio de su fin y acabó descuartizado y sus trozos repartidos por muchos lugares de la zona, algo después.
Lo que pudo ser un paseo por Escocia se convirtió en la nada, porque la política de Wallace, de quemar campos y reducir recursos en la retaguardia provocó el estancamiento de las tropas del rey inglés, que no se atrevió a avanzar al no poder alimentar a sus tropas. Y sobre todo, porque los caballeros feudales, "dueños" de ejércitos, se negaron a prestar ayuda al rey si no se les garantizaba el abastecimiento y aumentaban su poder y sus posesiones. Así que el rey se vio obligado a retirarse y ceder a las presiones de sus duques, condes y marqueses, los verdaderos poderosos de la época. Y aunque parezca mentira, todavía existen...
Y quiero mostrar algunos ejemplos, especialmente siguiendo la ruta de algunos de sus castillos.
Hasta hace muy pocos meses, el Duque de Northumberland habitaba todavía su castillo, situado en la ciudad de Alnwick. En su biblioteca particular, de dos pisos de alto y tantos metros cuadrados como una cancha de baloncesto, o más, aún se puede ver una televisión de plasma y un DVD, muestra de su actividad dentro de él. Lo cedió para que fuera visitable, aunque aún tiene la opción de usarlo de forma particular cuando le apetezca, como hizo para la boda de su hija, cuyas fotos inundan una sala del castillo. También, en otra sala, se puede escuchar un discurso del propio duque exaltando las virtudes de su cesión al Estado. El castillo ha servido de localización para películas como Robin Hood o Harry Potter, y seguro que se ha llevado una pasta por ello; ni lo dudo.
Más al norte, en Perthshire hay dos castillos que llaman la atención: Doune y Blair.
Doune es un pueblecito precioso, rodeado de bosques, praderas y campos cultivados, y al que roza el río Teith. Tiene un castillo de esos que se hacen en la playa con el cubito, la pala y el rastrillo, y actualmente en plena restauración, puesta en valor y musealización. La vista del pueblo desde las azoteas del castillo es esta:
Y del castillo en sí, por su entrada, esta vista:
En este castillo se rodaron escenas de la película de los Monty_Python , Los_Caballeros_De_La_Mesa_Cuadrada un film de humor británico, que todos sabemos cómo se las gastan.
Pero volviendo a hacer referencia a lo del título de esta entrada, que pretende actualizar o llevar al conocimiento de todo el que la lea, la nueva presión feudal (bancos aparte), no deja de ser llamativo el saber que esos hermosos campos que rodean tanto el castillo como la ciudad de la que hablamos pertenecen, por herencia, a la (God Save The Queen) Reina Isabel de Inglaterra. Y no; no estoy diciendo que pertenezca al Estado o a la Corona, sino a la propia reina, a ella misma. Sí, como suena. Es como el que tiene una camisa o una falda en el armario y la usa o desusa como le viene en gana. Y ahí no queda todo: esas tierras las trabajan agricultores que les sacan provecho con la soja o el algodón, pero las tierras no son suyas. La reina se las tiene arrendadas, y cada mes deben pagar su cuota, tanto del arrendamiento en sí, como del producto final que sacan. ¿Los beneficios?... No pienso escribir más, pues me duele.
¿Es o no es esto neofeudalismo?
El otro de los castillos no se queda atrás. El castillo de Blair se encuentra a unos 50 kilómetros de Perth ("la hermosa ciudad" en gaélico), capital del ducado, condado o marquesado, homólogo de provincia en España, y con no más de 50.000 habitantes. De él sobresalen dos cosas:
La primera, que es un castillo pintado de blanco entre tanta pradera verde y piedra volcánica. El motivo es que el Duque de Atholl, cuyo descendiente no vive actualmente en Europa, quiso que todo el que pasara por el lugar supiera que era "SU" castillo, y se encontraba en "SU" territorio, y que tuviera cuidado con lo que se le ocurría hacer.
Lo segundo que llama la atención es que todavía hoy, en el año 2011, este señor, el Duque de Atholl, es el único Señor Feudal en Europa al que se le permite tener su propio ejército particular. Se dice que mantiene unas cien unidades militares en su casa, aunque algunos apuntan a que son bastante más. Me pregunto si aún les abastece con armas de la edad media o si ya les ha permitido el uso de armas de destrucción masiva. A saber... No llegamos a visitar este castillo, y la imagen que he colocado es de la Wikipedia, pero lo pudimos ver desde la carretera, y doy fe de que la construcción sobresale entre tanto campo verde y bosques de pinos.
Podríamos hacer lo mismo con nuestro cordobés Castillo de la Isabela, eso sí, sin duques ni ejércitos que lo ocupen.
No quiero dejar atrás un repasito al castillo de la ciudad (antes burgo) de Stirling, aunque no tenga nada que ver con la entrada que aquí se da. Muy parecido al de Edimburgo, el castillo de Stirling sobresale, sobre todo, porque es muy familiar, y los niños disfrutan disfrazándose o intentando acertar juegos con la historia, su restaurante (restaurante es un decir...) es muy completo, las vistas preciosas, sus distintos museos atractivos e ilustrativos, y además... ¡nos hizo sol!
Por último, no quiero dejar aparte la ciudad de Edimburgo, aunque su castillo haya dejado de ser lugar feudalista por excelencia para convertirse en un soso ejemplo de lo que no debe hacerse con un monumento de tanta historia y relevancia. Sus museos son fríos, aburridos, llenos de espadas y trajes de soldados, y aunque tienen una preciosa plaza de armas...
...en uno de sus laterales se abre una puerta que da entrada a un edificio insulso y militarizado que se supone es homenaje a los soldados caídos por Escocia (uno más) y que muy bien podría pasar por la intendencia del Cuartel de La Reina o de Alfonso XII, con sus pros y sus contras.
Pero justo al otro lado de la ciudad, una milla escocesa hacia el este, bajando desde el castillo por la Royal_Mile se sitúa, justo al lado del nuevo Parlamento Escocés (obra de arquitecto español) la que llaman Holyroodhouse, y que es, ni más ni menos, que uno de esos palacios que se reparten por el Reino Unido, y que pertenecen a la God_Save_The_Queen Reina de Inglaterra.
No sé si la Reina ha tenido o no algún que otro orgasmo en este lugar, pero, desde luego, el lugar, tanto en interiores como en exteriores, se presta. Si no es así, ella se lo ha perdido...
El caso es que los escoceses en general, y los edimburgueses en particular, no ven con buenos ojos que esta señora venga cada año a ocupar este palacio durante una semana en el mes de julio: los trabajadores del palacio dejan de hacerlo, y por lo tanto, de cobrar sus emolumentos; los sistemas de seguridad acorralan a los ciudadanos y turistas prohibiéndoles la estancia en lugares; y a la gran mayoría les importa "un huevo" la llegada de la parafernalia inglesa. En fin, que prefieren que no venga.
Pero esta señora insiste en demostrar quién es la dueña de todo esto:
En cualquier caso, y para terminar y no aburrir más, decir que hemos hecho a Escocia un viaje precioso, del que nunca nos vamos a olvidar, que nos han dejado imágenes inolvidables y distintas de lo que habitualmente vemos (que no son menos inolvidables) como la que quiero dejar al final de esta entrada. Esta imagen resume lo que, paisajísticamente son las "Islas", un paraíso verde que nadie debería perderse.
Gracias "Alba" (Escocia en gaélico) por dejarnos disfrutarlo.
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