domingo, 14 de septiembre de 2014

Sobre la independencia de Escocia

Paisaje de Escocia (las Highlands, al norte)
Sin entrar en la valoración que los sentimientos nacionalistas y patrióticos puedan hacer al ser humano decantarse ciegamente por la defensa de los criterios diferenciadores... ¿? ...de la parte del planeta (o sistema solar) que le ha tocado vivir, ante el resto de la Humanidad, y con derecho a expresarlos democráticamente (cosa que yo personalmente no entiendo, pero que, por supuesto, como no podía ser de otra manera, respeto) y con la libertad de querer y poder establecer, con el consentimiento y asentimiento de sus parroquianos, una comunidad propia, con frontera propia, con organización política propia, y con pseudoidentidad propia...

Escocia en verano. Las Highlands.

...que decía yo que, sin entrar en esa valoración: sobre Escocia yo, hoy, me pregunto... ¿Y esta gente de qué va a vivir tras su independencia?...

Porque una cosa es deshacerse de un sistema político opresor, justificable en todo momento, o tener motivos más que suficientes para cambiar a mejor la forma de vida de los habitantes de la dicha comunidad. Pero algo real, y no con folklóricas banderitas multicolor e himnos anestésicos, o con el orgasmo común de la consecución de una final deportiva, porque el caso siempre será que los lugareños tendrán un mejor acceso a la educación, a la sanidad, a la vivienda, al trabajo, y al resto de alternativas ociosas artísticas o filosóficas, a pesar de las banderitas y los himnos, porque si no, no vale.

Es decir, que, o se hace porque a uno lo oprimen, o porque supone la mejora de sus habitantes. Y en Escocia, que yo tenga constancia, no hay una opresión política (salvo la que todos sufrimos con el sistema capitalista, y la prepotencia monárquica de siempre)... y, que yo tenga también constancia, en Escocia solo hay... ¡ovejas, y vacas peludas con cuernos de político mentiroso!

Campo escocés con ovejas retozando.
A ver quién le pone nombre.
He tenido la suerte de patearme una parte importante de Escocia, allá por el año 2011, y mi conclusión es que sus recursos no son suficientes para mantenerse como país independiente, salvo que quieran desechar el sistema capitalista que a todos nos amordaza. Es cierto que yo fui como turista, pero hay detalles que a uno no se le escapan.

Escocia, económicamente hablando, es solo el triángulo que forman las ciudades de Edimburgo, Perth y Glasgow, en una línea que parte al país en dos. Al sur las "lowlands", es decir, la campiña, con campos de soja y poco más, en una tierra rica en humedad, pero sin rayos de sol suficientes. Paisajes hermosísimos, inolvidables, con bosques de pinos caledonios, pero difíciles para sacarles provecho.

Mapa de Escocia.
Glasgow dejó ya hace mucho de ser el fabricante de barcos en sus astilleros, y solo le queda el recuerdo. La línea Edimburgo-Stirling-Falkirk ha quedado para el turismo, y sus fábricas se han perdido. En el norte, a partir de Callender, las Highlands presentan unos paisajes estremecedores, pero donde solo crece el "heather", es decir, el brezo. Las carreteras tienen barreras que impiden el paso de vehículos en el invierno, y a los laterales de ellas, se ven medidores de la altura de la nieve, para aquel que se atreva a pasar, que sepa lo que le espera. Cuando los pocos habitantes de aquella zona necesitan asistencia médica en invierno, el gobierno de Londres-Edimburgo tiene habilitado un servicio con helicóptero. Sin duda, increíble para los que vivimos en el paraíso del sur.

Preciosa imagen de Escocia en agosto... ¿cómo será esto en enero?
El punto más al norte donde los romanos construyeron en Europa está aquí, y es un pequeño arco que da acceso al campo desde la ciudad de Callender. A partir de ahí ya no se conocen más restos romanos hacia el norte. ¿Por qué? Porque los romanos, listos como los ratones coloraos,  se dieron cuenta de que aquello no servía para nada: Un lugar que en invierno era inaccesible, y en verano yermo, sin calzadas, casi sin personas... Se quedaron allí y montaron alguna que otra granja, por si acaso.

La granja que montaron los romanos (es un decir)
Pues sí, esta es Escocia, un lugar que en el mapa tiene unas dimensiones que en realidad no lo son tanto. Lo habitable, lo vivible, es distinto a lo abarcable. Este país, que probablemente coma del turismo, que cobra en libras escocesas (sí, esas que los mismos escoceses no quieren), fuera del maldito euro, abocada a la importación para abastecer su país, subordinada a su vecino del sur, ya sea económica como cultural y políticamente (la Reina de Inglaterra seguiría siendo la Reina en Escocia), agarrada a su Historia, a su Wallace y a su Reina Maria.

Algunos hablan de las riquezas de hidrocarburos en el Mar del Norte, pero yo dudo de que Inglaterra deje escapar un recurso así, sin más, así que quizás no sea tanto de lo que hablan. Ojalá sea esa la gran riqueza escocesa, y les sirva a sus habitantes para vivir dignamente durante siglos. Yo, personalmente, lo dudo.

Cuanto más al norte vas, sus gentes parecen estar más perdidas. Uno piensa que aquella mirada de esa chiquilla de no más de 20 años detrás de la barra de una discreta tienda-bar al borde del lago Ness en Fort Augustus, no es más que la mirada de quien ve delante suya un mundo distinto que, a pesar del siglo que nos ha tocado vivir, ella siente lejano e incomprensible. Yo me pregunto qué será de ella cuando lleguen las nieves. Y sin embargo, al salir, los paisajes abruman tanto que uno queda anestesiado.

Lago Ness
EPÍLOGO:

"La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos". (Enrique Múgica Herzog)

Al final el pueblo escocés ha dicho no a la independencia, con la libertad que le da la democracia. El Reino Unido, desde Londres, con sus prejuicios y sus miserias, con su prepotencia y sus miserias, con su perfecta organización y sus miserias, con su control del status y sus miserias, con su fiel tradicionalismo y sus miserias, con su continua teatralidad y sus miserias... ha sido capaz de dar la posibilidad a parte de sus ciudadanos para que expresen sus tendencias, miserias incluidas, con la total responsabilidad sobre el resultado final, y eso les honra, pues no por obvio el hecho no deja de ser, en el tiempo que nos ha tocado vivir, loable.

Le han dado al pueblo la posibilidad de hablar, y lo ha hecho, con conciencia y conocimiento de la situación. Un ejemplo para aquellos que piensan que el pueblo solo está para hacer lo que les digan desde "allí". Todos sabemos que así no se va a ninguna parte y que el pueblo tiene necesidad de hablar, un ejercicio que ningún político debe jamás olvidar... ¿Alguien toma nota? 

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