domingo, 13 de mayo de 2012

Tarde del 12 de mayo, paseo por Córdoba


Es siempre un placer pasear por mi ciudad, Córdoba, andurreando sus callejuelas y placitas, oliendo el aroma húmedo de las flores y plantas de sus patios, pisando sus calles pavimentadas de guijarro del Guadalquivir y losas de la piedra de mina, traídas desde Sierra Morena, o deslumbrándome con las encaladas fachadas de las casas de barrios milenarios salpicados de iglesias mudéjares y casonas renacentistas. Pero este sábado ha sido un paseo distinto.

Hoy las callejuelas se nos han quedado a un lado y hemos elegido el ensanche occidental y norte más inmediato al Casco Viejo, más que nada porque hemos sido muchos los que hemos elegido este paseo, y muchos más de los que se cuentan los que hemos compartido grandes momentos de humana expresión, y en estas calles anchas, hechas más para los vehículos que para las personas, nos han dado la oportunidad de ocuparlas con nuestros zapatos y zapatillas, sin necesidad de esperar a que el semáforo se ponga en el color adecuado.

Los árboles del jardín de la Puerta de Almodóvar nos ha dado el cobijo sombrío que ya en Córdoba empieza a ser imprescindible.


Las murallas cercanas a la Puerta de Almodóvar están consideradas por algunos las más antiguas de la ciudad, construídas en la época romana del ensanche imperial hacia el sur. La dicha puerta es la única que mantiene su carácter medieval andalusí, y un día se llamó Bab Al-Chawz, o Puerta de los Drogueros. Ante ella un pensativo Séneca nos parece enseñar qué es lo que debemos hacer con nuestro mundo: pensar en él, los cómos y los por qués.



No debemos olvidar que estamos en el mes de mayo, que es el mes festivo cordobés por excelencia, y habrá que recordar que en este lugar se celebró la feria desde que en 1820 se decidió, después de 536 años, trasladarla a este lugar, y aquí estuvo hasta 1994, que pasó a ocupar su actual ubicación en el Arenal. La foto anterior está hecha desde el lugar que ocupaba la caseta del Esparraguero, una de las más populares y abiertas. Desde aquí mismo, mirando hacia el otro lado, la vista actual es la que sigue:



Como pueden observar, el antiguo Hotel Meliá (que todos llamábamos el "Palasss") ha desaparecido, y actualmente han construido otro con más caché, donde se alojan políticos, banqueros, empresarios de aseguradoras, caciques y demás especímenes a extinguir. Muchos cordobeses llaman a este edificio "El Mohoso", no por quienes lo frecuentan, sino más bien por la capita de herrumbre que tiene la estructura ferrosa de su fachada.

Pero volvamos a la antigua feria cordobesa que aquí se celebraba.

¿Quién no recuerda este Paseo de la Victoria con sus caballistas de sombrero cordobés, y sus calesas o coches de caballos tintineando por esta calle? Pues bien, siguen haciéndolo, aunque sin feria. La prueba es esta foto que a continuación pueden ver:


Sigue nuestro paseo por esta Avenida de la Victoria (llamada así por el convento del mismo nombre, también llamado de Nuestra Señora de las Huertas, que aquí había, y no por conmemorar la visita que Franco a Córdoba hizo, como nos han querido demostrar en una colección de DVDs del periódico El Mundo no hace mucho, con imagenes del NODO) En los jardines nos encontramos con la que fuera la más antigua y privada caseta de feria de Córdoba: la del Círculo de la Amistad. De estilo modernista y estructura metálica, hubo algún que otro golfillo, allá por los ochenta, que intentó entrar en ella con el cartón del paro (de cartón de verdad, y de color verde de verdad) en la boca. Un repeinado engominado y trajeado se lo impidió, echándose mano a la cintura donde pretendía hacer saber que había una "pipa". Desde luego, el que se lo pasó "pipa" fue el golfillo, más que el engominado.



Cercano a este lugar, y del mismo estilo arquitectónico y época, está el Kiosko de la Música. Creado para la banda municipal en el siglo XIX, hoy también sirve para otros estilos musicales y exposiciones. Bueno, ahora ya no, porque no podemos gastar lo que no tenemos: hay que generar confianza en... ¡Enga ya, con los pegos...!



Llegamos a la Puerta de Gallegos, una de las puertas de entrada a la ciudad más antiguas. Hoy la puerta no existe, pero si la calle que era el Decumanus Maximus, que llevaba al foro de la Colonia Patricia de Corduba. Al exterior existía un cementerio romano del que hoy se puede observar un mausoleo de época republicana romana y la calzada que unía Córdoba con Hispalis.


Vease la calzada romana, y los cuatro gatos que hay esperando al autobús.





Continúa nuestro paseo por los exteriores de la muralla romana cordobesa, y giramos a la derecha por la Ronda de los Tejares, lugar de habitación de avaros y maleantes. Grandes edificios han construido los especuladores para ofrecerse al mundo, y es un deleite observarlos. Valga aquí un ejemplo:



Es hora de descansar, física y psicológicamente, y mientras tanto nos preguntamos cosas a las que no encontramos respuestas.



Pocas calles como la Avenida del Gran Capitán nos ofrecen en esta nuestra ciudad de Córdoba lo que es la demostración del poderío y el caciquismo. Muchas de las casas de esta calle vomitan prepotencia descaradamente, pero yo me voy a quedar con el único edificio público (o semi-público) de ella: el Colegio de Arquitectos, obra de Adolfo de Castiñeyra, de estilo modernista. (Sí, allí, al fondo; para mejor ver, ve a esta calle, que la foto no pilla todo el edificio, lo siento)



Y salimos a lo que todavía conocemos los cordobeses como "El Vial", es decir, los terrenos liberados por RENFE, que después de escondernos el AVE bajo tierra (a costa de parte de nuestro legado cultural) se nos quedaron para nosotros. La estación vieja, con el pirulí de Canal Sur y la nueva, con su aspecto de vagón de tren antiguo, se dan la mano, y la tarde acaba aquí.




Aquí acaba nuestro paseo de hoy.

Supongo que el lector, si es que ha tenido la paciencia de llegar a estas alturas de mi entrada, habrá podido observar algo especial en las calles de esta histórica y estoica ciudad. Efectivamente, las calles han estado llenas de gente, de personas jóvenes y mayores, niños y abuelos, parados y trabajadores,... No, no es por el mes de mayo festivo de la ciudad...,



Tampoco porque el Córdoba CF haya subido a primera división (que lo hará!) ni por que sea tarde de toros. La gente ha salido a la calle a gritar ¡basta!... A exigir sus derechos a la vivienda, al trabajo, a la educación, a la asistencia social, a la jubilación digna,...


A hacer del nuestro un mundo mejor...



... y que todos paguen su cuota proporcional para conseguirlo.



Por nuestros hijos, nietos, abuelos,... ¡qué buen paseo por mi ciudad!

5 comentarios:

Conchi Carnago dijo...

Un buen paseo, educativo y reivindicativo.
Esta vez no nos hemos visto José Manuel, Paco y yo también hicimos el recorrido hasta el final.
Al llegar a casa pusimos la cadena Sexta, y seguimos disfrutando de una convocatoria que fue increíblemente multitudinaria, con la que sentimos que algo fuerte y bueno esta ya en marcha, la juventud sabe lo que quiere, y eso crea ilusión.

saludos.

Paco Muñoz dijo...

Ya te lo ha dicho Conchi, no hemos coincidido. Bonito reportaje mezclado con las imágenes de la manifestación, que la derecha se pasa por el arco del triunfo. En algunas fotos las banderas republicanas son una delicia para la vista.
Un abrazo

José Manuel Fuerte dijo...

Pues es raro que no nos viéramos, porque según comentan éramos cuatro gatos mal contados. ¿O es que había más gatos? Qué más da, desde luego a este que escribe lo que menos le gustan son los números, así que... La verdad es que fui solo y me lo pasé genial, saltando de un lado a otro de la manifestación, ya saliéndome, ya entrando, yendo para atrás, para adelante, fotos, sonrisas con la gente de alrededor,... Una buena tarde. Un saludo para los dos.

Mike S. Blueberry dijo...

Lo leo tarde, ya ves, pero me ha emocionado recordarlo, efectivamente cuatre gats, pero sería que nos movíamos mucho, porque no se apreciaban huecos.

José Manuel Fuerte dijo...

Si, Mike, debería ser que nos movíamos mucho, por eso se liaron al contarnos. O quizás sea que ese MOVIMIENTO les asusta. Habrá que moverse más, ¿no crees?
Un saludo