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Estación de San Pancracio, Londres (Saint Pacras) |
Supongo que esto será aquello que llaman "patriachiquismo", "ombliguismo", "catetismo" o, simplemente, burda alienación, que sobresalta disfrenicamente la respiración, y le deja a uno cara de tonto por descubrir, a eso de unos mil seiscientos kilómetros de distancia allende el norte, unas expresiones estéticas más o menos cercanas y probablemente, casi seguramente, inesperadas.
Que la ciudad de Londres sea la gran ciudad de los contrastes, donde pequeñas ermitas e iglesias anglicanas neogóticas conviven a duras penas con rascacielos forrados de vidrio y cristal, puede llegar a no sorprender a aquel quien, desde la humildad mediterránea, se asome por allí, esperando lo que se le ofrece, y sintiendo que aquello no es nada comparable a lo que uno ve y vive día a día.
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Contrastes de la City de Londres |
Pero que en el caserío de una de las ciudades más opulentas y cosmopolitas del mundo se vean señales, formas y líneas, señaladas en su propia ciudad desde hace más de mil años, y que uno las descubra, es una sensación cuanto menos extraña. Ver las dovelas rojiblancas que ya Almanzor copiara de los Abderramanes, en un lugar tan lejano, a uno no le deja indiferente.
La Saint Pancras Station (Estación de San Pancracio) en Londres, refunde sus formas neogóticas con las maneras que los omeyas trajeron a Qurtuba convirtiéndola en la Luz del Mundo.
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Estación de San Pancracio, Londres. |
Hoy en día combinan la estación con un hotel de lujo, pero sus formas siguen recordando a las estéticas mediterráneas.
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Hotel Saint Pancras (Londres) |
No es la única referencia qurtubana en la antigua Londinum o Westminster. En barrios como Belgravia, South Kensington o Chelsea, donde los Ferrari, Lamborghini, Porsche, Mercedes y Audi, pasean por las calles de Cromwell y Brompton, delante de los Almacenes Harrods con la prepotencia correspondiente, se ven guiños al sur en algunas casas, eso sí, protegidas por sus correspondientes gorilas. Los paraísos fiscales tienen esas cosas: lo mismo sacan de sí su animadversión a otras culturas, que la asumen para su ego.
No compromise.
Al fin y al cabo, quienes mandan son los mercados de la City.
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Casa particular en Belgravia-Brompton |
En todos los barrios de la zona histórica de Londres existen referencias a Abderramán. Es posible que el lector se sienta un poco extrañado por la frase que acaba de leer, pero es cierto. Incluso en la City, en ese lugar donde llegan los dineros de los que evaden capitales y defraudan impuestos, donde se decide quién debe vivir bien, o simplemente vivir; allí también se ven improntas del sur. Eso sí, solo para mirarlo.
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Edificio de influencia omeya en la City de Londres |
En cualquier caso, esto es solo una apreciación personal, una "paja mental" que uno se monta. A Londres no le importa un huevo el sur, no sabe que algunos de sus edificios (muchos más de los que aquí se muestran), tienen influencia qurtubana o andalusí. Ellos salen de sus oficinas a las 17:00 horas, cuando a los que aquí vivimos nos quedan más de dos horas de trabajo. Ganan el doble de salario, conducen vehículos de alta gama, se transportan en metro perfectamente organizado, pueden ir en coche hasta la última calle del último barrio y aparcar en la mismísima cocina, pero no saben lo que es salir a la calle en pleno mes de febrero y sentir los rayos de sol en tu espalda, respirar y oler el aroma de la sierra cuando llueve.
En el fondo, anhelan el sur, pero no lo saben.
Londres es una ciudad hermosa, cosmopolita, vital, llena de contrastes...
Seguro que no desean esto:
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Mihrab, Mezquita de Córdoba |
... ¿o sí?... Visto lo visto...