domingo, 17 de julio de 2011

Mi calle... Mucho Trigo... II

Entrando a la calle de Mucho Trigo desde la Ribera, como ya comenté en la entrada anterior, había un descampado terrizo que nos servía para patear una pelota de vez en cuando. En el bar que hacía esquina, hoy ya desaparecido, se podía ver de vez en cuando a Manolín Cuesta, ese extremo derecha que fuera jugador del Córdoba CF, del Espanyol, e incluso de la Selección Española, pequeñito e insistente, y que se alzaba como un saltamontes en el área rival para, girando el cuello, meter goles memorables de cabeza. Y claro, nosotros queríamos ser Manolín Cuesta y, aunque en altura no nos llevábamos tanto, en habilidad y destreza había un mundo entre nosotros. Aún así, lo intentábamos, siempre que no acabara saliendo aquella señora vestida de negro, refunfuñando no se qué de la hora de la siesta. Como si la siesta existiera para nosotros.

Lo primero que recuerdo de la calle al entrar era la tienda de ultramarinos que había a la izquierda, a donde me mandaba mi madre a comprar un cuarto kilo de chopped cuando se acababa el que nos traía mi padre del economato de la fábrica. Un poco más adelante, a la derecha, en el mismo sentido de entrada a la calle de Valderrama, estaba la casa de Cristobalina, una anciana pequeñita y chillona, con el pelo blanco desbaratado, encantadora y simpática, siempre con una sonrisa en su cara. Esa sonrisa se fue un día en que a su nieta tuvieron que llevarla al hospital porque había bebido lejía. Mi madre aprovechó la circunstancia para aleccionarnos de las cosas que no había que hacer, como por ejemplo, beber lejía, porque era malo para el estómago y acababas vomitando y haciendo caca blanda. Y yo, por supuesto, aprendí la lección y nunca bebí lejía, por si acaso.

Por cierto que desde este punto, la calle de Valderrama se mostraba como un largo tubo blanco, umbrío y enigmático con vaivenes en el suelo. Esa sensación la daba, sobre todo, la parilla del convento de la Santa Cruz, sin vanos, encalada y con desconchones cada dos metros y humedades verdosas en las zonas más cercanas al suelo.

Pero al girar a la izquierda, aparecía mi calle.


Una avenida eennnorrrmeee que por cualquier motivo alguien decidió empequeñecerla, y ahora no es la que era. Ese mismo que decidió hacer la calle más estrecha (porque, era más ancha antes, ¿verdad?) también se propuso cambiar los guijarros y las losas que tenía. Las ¿aceras? tenían losas de tonalidades distintas, de piedra lisa erosionada por el paso del tiempo, la lluvia y el tránsito de personas, deformadas (las piedras) de forma que después de llover se formaban charquitos individuales dentro de ellas. Los guijarros centrales, o sea, la calzada para los vehículos, eran guijarros incómodos, grandes algunos como el huevo de Colón, y un obstáculo contínuo para el rodar del cochecito de bebé de mi madre, o más bien, de mi hermano. Ahora es más suave y contínua. Más cursi, si se me permite.

Al poco, a la izquierda, estaba la "Bodeguilla", a donde me mandaba mi madre a por una cuartilla de vino para la comida (hay que ver mi madre, lo que me mandaba,...) Y había que explicitar eso mismo: "... para la comida", porque no vaya a pensar la gente que, estando mi padre en la fábrica, el vino iba a ser para que se lo bebiera mi madre. Ella como siempre: pensando en el "qué pensarán los vecinos", y más viniendo de donde venía ella: de Montilla.



Yo aprovechaba para pedirle un dinerillo extra y comprarme un par de cosillas en la "Bodeguilla", porque era bodeguilla y mucho más. Así que me compraba la cinta esta que había en la que en la punta tenía una bolsita con tierra y una cuerda y la tirabas hacia arriba haciendo formas, o el paracaidista que lo tirábamos desde el balcón de mi amigo Juan Luis, que vivía en la planta de arriba. Y nos pasábamos la tarde sube que te baja, con el dichoso paracaidista.

A la derecha, frente a la "Bodeguilla" vivía uno de mis amigos, y del que no me acuerdo su nombre (¡vaya mierda de amigo sería yo para no acordarme de su nombre!) Sí recuerdo que era muy moreno, y de pelo negro, y muy despabilado. Un día hicieron obra en su casa y soltaron un montón de arena en su puerta que fue la delicia de todos los niños de la calle, porque hicimos en esa arena caminos con coches, plantamos hierbas y la convertimos en una montaña divertida.

Y subiendo el repechito, que para un niño era la cuesta del catorce porciento, aparecía mi casa.


La primera ventana era el dormitorio de mis padres, y de las cunas pertinentes, el siguiente el salón, con la cocina hacia el patio, la siguiente el dormitorio de los niños, con armario empotrado incluido, y la última ventana, el baño, que entonces no tenía ventana hacia el exterior (se ve que la han cambiado), sino una pequeñita y alta hacia adentro del portal. Por cierto que mi madre siempre se jactaba (y aún lo hace) de que éramos los únicos de la casa de vecinos que teníamos baño particular. ¡Cómo han cambiado las cosas!

Por aquel tiempo, yo mamé de lo que nos ofrecían. La UHF prácticamente no se veía, y en la VHF veíamos la serie de aquel delfín (¿era Flip?) que no recuerdo su nombre y, sobre todo, las corridas de Manuel Benítez "El Cordobés", que nos juntaba a todos los vecinos en una sola casa para ver la corrida.

Y yo quise ser El Cordobés.

Pocos, con siete años, hacían el "Salto de la Rana" como lo hacía yo. Y cuanto más público tuviera más me gustaba hacerlo. Lo malo era que lo solía hacer en el portal de mi casa, y como no había toro, lo hacía con todo aquel que pasara por allí. Y eso no todo el mundo lo entiende, lo acepta o lo comparte. Me convertí en un niño conflictivo cuando empecé a torear a quien no debía hacerlo, y mi madre sufrió las consecuencias.

Pero, qué bonito era torear a todo el que pasaba por aquí...


viernes, 15 de julio de 2011

Mi calle... Mucho Trigo... I

"Mucho Trigo y Poco Pan", solía decir mi padre con sorna a los churumbeles que ocupábamos su casa, entre risas, sonrisas e incluso carcajadas por la respuesta a la pregunta de por qué se llamaba así la calle donde vivíamos. Supongo que mi padre se sentiría como me siento yo aún cuando por cualquier chorrada medio acertada por mi declamada, mis hijos, entre burla y diversión, sacan de sí ese sonido de la risa o esa expresión divertida que desde un crío se hace tan intensa y que a un padre le llena tanto observarla en sus descendientes, por ser parte de su felicidad, y por lo tanto, parte del cumplimiento de sus obligaciones como tal. Cursiladas que a los hombres no nos está permitido contar, pero que la llevamos dentro.

Don_Teodomiro_Ramírez_de_Arellano_y_Gutiérrez_de_Salamanca, autor de su obra más cordobesa, "Paseos por Córdoba, o sean Apuntes para su Historia", y que cualquier buen cordobés interesado por su ciudad debería leer, no hace demasiadas referencias a esta calle de Mucho Trigo, sita en la collación de los Santos Nicolás y Eulogio de la Ajerquía, perteneciente a dicha parroquia, hoy desaparecida o reconvertida en dormitorio de vehículos de tracción mecánica, y que por su desaparición se añadió a la de San Pedro, basílica del martirologio cordobés, catedral por merecimiento y por lógica, y no la ilógica que hoy disponemos. Pero bueno, que me enrollo como una persiana y saco las raíces del tiesto.

Como quería decir, Don Teodomiro solo comenta, hablando de las Cinco Calles, que "Salimos á una pequeña plazuela justamente conocida desde muy antiguo por las Cinco calles, por afluir á dicho punto la ya nombrada de Consolacion y las de Muchotrigo y Lineros, de este barrio, y las de D.Rodrigo y Baño del de San Pedro. Muchotrigo es un apellido que por lo estraño han creído muchos ser apodo, infiriéndose que así se llamaría alguno de sus mas notables vecinos: tiene dos callejas, la mas larga titulada del Posadero, por uno que tenía muchas de colmenas en la sierra, y la otra corta, cuyo nombre particular no hemos logrado conocer". Y sigue hablando de uno de sus edificios, que luego recuperaré.

Esta calle, mi calle, la disfruté en los primeros años de mi vida. Nací en la Noreña, en un verano caluroso, y no en la casa propiamente dicha, como no demasiados años atrás ocurría. Pero pronto me trajeron a esta calle ribereña, al número 24, y a los ocho días de nacer ya estaba bautizado en San Pedro, para que no fuera morito, según la tradición decía. Y fui creciendo en ella, con sus sonidos y sus olores, que es lo primero que un bebé percibe, y luego con su luz y su tacto, y su vida.

El tiempo transcurría, y uno más vino a la familia, a desvirtuar las noches olorosas y a convertirlas en llantos desconsolados, y al poco, otro más, con cuna que se movía por la mano incansable e inalterable, esa misma que calentaba la plancha en la hornilla de fuego y que al soltarla sobre la ropa desprendía un aroma entre chamusca y jabón del Lagarto. Mis pies se hacían grandes y nuevos calzados los cubrían, pero la luz de Mucho Trigo "Poco Pan" seguía siendo la misma, y olía siempre igual, y la gente que pasaba era la misma, con menos pelo, pero la misma. Y aquel farol alumbraba tan poco como siempre, desde mi ventana de mi cuarto, compartida con mis hermanos.

Era un universo perfecto hecho a la medida de quien lo supiera disfrutar. Y yo lo hice. Tanto que se me quedó para siempre en mi memoria. Aquellos primeros siete años de mi vida no los recuerdo como los más felices, ni como los más tristes, ni como los más intensos, ni como los más... nada. Allí, simplemente, mordí mi ciudad, el pulso de mi vida, de mi familia, de mis vecinos, de mi mundo, y aquí dentro quedaron, para bien o para mal, para siempre.

Crecí mascando la humedad del Quivir, anhelando aquella Sierra distante, sintiendo el calor de las losas deformes y los guijarros de la calle, deslumbrándome con el reflejo de las paredes encaladas, escuchando los grillos y las chicharras de los árboles de la carretera de la Ribera, que luego talaron para convertirla en autopista de número cuatro.

Y crecí, sí, crecí, y me hice mayor... ¿mayor?... cumplí tres, cuatro, cinco, seis años, e incluso siete, y de repente me ví jugando a la pelota en un descampado cercano al río, donde había un bar con un dibujo en sus paredes de una mujer de ojos redondos y negros abrazada a una guitarra, y que decían los mayores que era de Julio Romero de Torres.















Hoy en día, ese descampado no tiene ya la muchacha de los ojos negros con la guitarra, y lo ocupa una vivienda nueva y un solar, pero para mí lo más importante era que en esa plaza estaba la casa donde vivía el peluquero que nos pelaba a toda la familia de un tirón, y al que había que llamar para que viniera. Tenía peluca, fue portero del Córdoba C.F. y se llamaba, ¿cómo no? Lucas.

viernes, 8 de julio de 2011

Agencias de Calificación de Riesgos... de los demás.

Ayer me llevé una sorpresa inesperada, cuando, después de haber regado mi patio qurtubí, y el aroma del jazmín, la yerbabuena y el galán de noche empezaba a impregnar el aire, ya no demasiado espeso ni caliente, y puse el Canal 24 horas para ver las noticias, que aquí comienzan a las 21:30 horas, y hace más fresco que a las 21:00, me dispuse, cervecita fresca en mano, a dar un paseo televisivo por el mundo a través "del parte".

Una de las noticias decía (y hoy se puede leer en la red: Las_Agencias_de_Calificación_son_parte_del_problema) culpando de la crisis mundial a las Agencias_de_Calificación_de_Riesgos o a su mala gestión, en definitiva. Y mi sorpresa no fue que eso fuera cierto o no, sino que realmente fuera noticia. Yo pensaba, ingenuo de mi, que estaba más que claro para todo el mundo que ellas, junto con las Entidades Bancarias y las Entidades Crediticias, o más bien confabuladas con ellas en un mismo círculo vicioso (muuyyy viciosso), y auspiciadas por las grandes fortunas mundiales, de todos los países y civilizaciones, sin control ni fiscalidad, eran, y son, las culpables, no ya de la caída en esta crisis provocada por ellos, sino de que nadie intente sacar la cabeza de la piscina, porque ahí están ellos para empujarla otra vez hacia adentro, lo más profundamente posible, como una venganza de su propio descrédito.

Pues se ve que se acaban de dar cuenta, y por eso lo dan como noticia.

Una Agencia de Calificación de Riesgos no es más que una compañía que se le supone compuesta por grandes ingenieros y doctores económicos, personajes absolutamente preparados para emitir un diagnóstico del estado económico de cualquier persona física o jurídica; su capital y patrimonio, solvencia, liquidez,... mucho más allá de las auditorías a las que están obligadas ciertas empresas para hacer público dicho estado de salud, pero estas por el coste de un servicio como cualquier otro, y aquellas, sin embargo, a cambio de cuantiosas sumas de dinero que las hacen más poderosas e influyentes en el mundo de las grandes economías mundiales. Y todo jugando con los dineros DE LOS DEMÁS.



Ya tenemos el escenario y el campo de juego: Pongamos las piezas y juguemos.

Una vez dentro de ese círculo, estas Agencias de Calificación (de ahora en adelante PIGS) se forran sacando partido de su poder aprovechando que quienes tienen "los dineros" lo último que quieren, para sacarlo de sus bolsillos, es no tener retorno en forma de beneficios netos o prestigio internacional. Como los PIGS juegan con las economías de los demás, no se pillan las manos, y dicen a su pagador lo que quieren oir y así se ganan su confianza. Otra vertiente de ingresos es la contraria: no contar las debilidades de quien está con problemas, a cambio de otra cuantiosa suma de dinero, pero esa información llegará a hurtadillas a quien la cuantiosa suma de dinero la convierte en "extravagante suma de dinero", salvo que por extorsión, algún miembro del equipo de un PIGS se deje llevar por la marea y en un momento de ¿debilidad? vomite a alguien con poderío una información que sale por "una apreciable suma de dinero", y entonces se cierra el círculo.

http://www.youtube.com/watch?v=ZUy7VW7tD6w

Efectivamente, no contábamos con su astucia, y se han forrado. Pero como en una novela de Kafka, en una especie de mutación constante, el mundo sigue las insinuaciones de esta gentuza que es capaz de dar y quitar a quien más le conviene sin escrúpulos de ningún tipo, olvidando que con sus decisiones hay millones de personas que mueren cada día por falta de alimentación o de agua o de vivienda, mientras sirven a sus intereses personales.

http://www.youtube.com/watch?v=itRQ5MlILO8

¿Qué estamos haciendo con la raza Humana? ¿A qué jugamos?

Los PIGS se atreven a juzgar a países enteros como Grecia o Portugal tan cercanos a nosotros? Italia sigue controlada mientras tanto por un Farfollas a quien siguen dándole palmaditas en la espalda. ¿Cuánto ha pagado Berlusconi a los PIGS para que se callen la boca. ¿Habrá entre ese pago alguna menor de edad?

Los brokers son de una especie similar a los PIGS, algo parecido a un cochinillo segoviano, pero siguen la misma hoja de ruta: juegan con "los dineros" de los demás.

Hace algún tiempo, cuando en la empresa donde yo trabajo llevaba las relaciones comerciales con los brokers que nos garantizaban los precios en el LME (London Metal Exchange) tuvimos una "cena de hermandad" en la azotea del rascacielos Torre Europa de Madrid. Allí, los brokers nos reunieron a mucha gente relacionada con el metal de toda España. La situación era muy mala: los materiales no salían porque los recuperadores guardaban el material hasta la llegada de los chinos, que lo harían después de sus celebraciones del año chino, entre finales de enero y el mes de febrero. En las conversaciones, todos pensábamos que era un mal momento y que lo sería peor cuando regresara Víctor (era el nombre que se puso el mayor intermediario que mandaron los chinos a la Península Ibérica), pues ahora no comprábamos porque los recuperadores guardaban el momento, pero cuando Víctor volviera, además tendríamos el hándicap del precio: misma escasez y a mayor precio. Yo corroboré la palabra de uno de los representantes de una fundición de Catalunya y dije que pasarían meses hasta que recuperásemos la actividad normal, y uno de los brokers, sentado a mi lado me lanzó una patada directa a la espinilla. No le dije nada, pero después, en la copa, ya todos en pie y con música ambiente me fui hacia él.

- ¿Por qué me has dado una "patá"? -en mi andaluz qurtubí.
- Porque ya está bien de decir que la cosa va a ir mal, hay que pensar en positivo.
- Pero ¿no eres tú quien tendría que decirnos la realidad, porque para eso se os paga?
- Yo no soy responsable de contaros la verdad, sino de dirigiros. Yo soy el guardián de vuestros pensamientos, no de vuestro dinero.
- ¡Qué fácil es decir eso con "los dineros" de los demás! ¿verdad?
(Sonrisa por respuesta)

Así se sienten: dirigentes de los sentimientos, controladores de la economía, poderosos y asépticos,... espesos como un ladrillo...

Jethro_Tull_Thick_As_a_Brick_1978

Adjunto letra para comprensión, mejor que la vista del amigo escocés Ian Anderson.

http://www.azlyrics.com/lyrics/jethrotull/thickasabrickpart1.html

viernes, 1 de julio de 2011

2016, un año para recordar

Pocas veces se tiene la posibilidad de recordar fechas futuras. Desconozco si Nostradamus fue capaz de hacerlo o no, pero si lo hizo fue porque su mente se quedó trastornada allá por la primera mitad del siglo XVI, cuando los Borbones y los Austrias se disputaban Europa. No me extraña; yo también habría perdido la noción del tiempo con tanto caradura poniendo su pica en Flandes.

Posiblemente llegará el fatídico año de 2012 y todo habrá sido en vano, porque ya no habrá 2016 ni 2025, ni 2800, ni Cuarto...milenio ni nada que se le parezca. Todo habrá sido un sueño, o una pesadilla, una mierda que pasa delante de nuestras narices, apestando a cemento y billetes de 500 (los Bin-Laden) que siempre están en manos de ellos.

El año 2012 los cordobeses nos preguntaremos:

- "¿Te acuerdas de 2016?"
- ¡Claro! ¡Inolvidable año aquel! Eso fue cuando a la ciudad de Donostia la nombraron Capital Europea de la Cultura, ¿no?
- ¡Enga ya! Eso fue en el 2011, cuando Córdoba también aspiraba a serlo.
- ¡Ah, sí! Cuando la gente ponía banderitas azules en los balcones sin saber de lo que iba la cosa, y luego vino una gente importante a la que le dieron gazpacho y bailaron el "soy cordobés" con ellos... y les enseñaron cosas, y les dieron de comer y les convencieron (o eso creyeron) pero no fue suficiente...
- Ah, ¿no? ¿Y por qué?

Voy a pringarme, hasta las trancas, como se suele decir.

Suelo ser comprensivo y moderado, pero entiendo que aquí se ha hecho una injusticia con la ciudad.

Reconozco que hay muchos que no entienden o comparten lo de la Capitalidad Europea, ni se sienten identificados, ni la valoran, o más bien les importa un pito. Pues eso; la diversidad. He leído de cabo a rabo el dossier de la candidatura cordobesa así como parte de la donostiarra y esta última le gana en fotos, sin duda, porque como se ha dicho siempre, vale más una imagen que mil palabras.

Pero sobre todo prevalece en ese dossier la palabra "convivencia" sobre la palabra "paz". Para mi entender: absolutamente inteligente, directo al corazón, al punto G, donde más duele. Y eso, hablando de Euskadi, es decir; "danos la oportunidad..." ¡Magnífico, listo, inconmensurable, indiscutible, bravvísssimo,...! ¡Enhorabuena!

Al grano:

La candidatura donostiarra ha preparado un dossier "para ganar" y no "el mejor dossier". Han sido listos, más que técnicos o convincentes. Han dado en la tecla, en el corazón... Han visto claro que para conseguir la capitalidad no era necesario hacer el mejor proyecto, sino el proyecto que más convenciera al jurado. Y han comprendido que la mejor manera de convencer a un jurado es haciéndoles sentir poderosos de una responsabilidad universal: La Paz en Euskadi y en Europa. Les han hecho saber que con su aportación esa Paz es posible, y el jurado se lo ha creído, y ha caído en ese sentir humano que todos tenemos (aunque con connotaciones) de ser útil a la sociedad y de que esta les recuerde como tal, y se les ha sumado.

Siento que esto ha sido como lo del gato de Shrek y todos han caído en la trampa.

Al grano:

Las bases, si no me equivoco (y si lo hago, que alguien me rectifique, por favor) decían, entre otras cosas, que era importante que la ciudad que accediera a la capitalidad europea de la cultura debería:
  • Demostrar la unidad política para su consecución: En Córdoba los grupos políticos han teatralizado unidad, mientras que la actual corporación donostiarra no ha querido saber nunca de ella "por españolismo". Respetable.
  • Demostrar implicación social en el proyecto: En Córdoba muy pocos desconocían y se mostraban contrarios al mismo (cateta o descatetadamente) En San Sebastián "pasaba" la mayoría del tema por su "españolismo", derivado de su reconocida cercanía al partido político que hoy les gobierna, democráticamente, (y por lo tanto representado justamente al pueblo que le votó) y que demostró su desvinculación al proyecto desde primera hora.
  • Demostrar necesidad económica de los beneficios derivados de dicha designación: En Córdoba, la ausencia de industrias y de otros generadores de empleo (derivados del egoísmo secular de sus empresarios locales) es patente. Guipuzkoa es una de las provincias más productivas, gracias a sus comprometidos empresarios con "la causa nacionalista" (una causa-efecto que yo mismo he podido comprobar: cateto, pero cierto y efectivo).
  • Demostrar necesidad cultural de sus ciudadanos: En Córdoba recibimos a los miembros del jurado con los pasodobles de nuestros encantadores abuelos y gazpacho, mientras que en San Sebastián los llevaron a los contenedores culturales, muy variados en la ciudad. Deberían haber sacado conclusiones de aquello. ¿Quién lo necesita más?

¿Por qué se designa a Donostia por su problema político y no por sus necesidades de ser capital cultural? ¿Influencia política interna (presupuestos generales del estado)?... ¿Presión moral?... ¿Cojones?...

- Nunca se consiguió tanto por tan poco... -dijo alguien.

¿Ubicación? ¿Comunicaciones? ¿Europeísmo?

Sí, europeísmo, porque el dossier de Córdoba se centra demasiado en el sur, en la ribera sur del Mediterráneo, en los moros, en esos que nadie quiere en Europa, a esos a los que hay que montar una frontera inexpugnable y no ofrecerle una posibilidad, ni siquiera mínima, de superviviencia.

¡Que no! ¡A los moros, ni agua!

Suiza, Dinamarca, Holanda,... Lo tienen muy claro. ¿Cómo va a venir esta ciudad llamada Qurtuba a decirnos que tenemos que abrir fronteras culturales?... ¡Enga ya! Más vale etarra por reconducir que moro por recibir.

Al grano:

Conclusiones:
  1. El dossier de Córdoba se centra demasiado en las relaciones culturales extra-europeas, mientras que San Sebastián plantea un apoyo a una solución interior... ¡Tocado!.
  2. Córdoba carece del reconocimiento cultural a nivel europeo, pero el jurado lo obvia por el tema político que le hace sentirse más comprometido y responsabilizado... ¡¡Tocado!!
  3. El gazpacho está muy bueno, pero no todo el mundo lo entiende: ¿qué le vamos a hacer? ¡¡¡Tocado!!!
  4. A Europa le conviene tener un sur pobre, deprimido y desculturalizado que contenga la inmigración (un sur demasiado rico puede ser atractivo para los moros), y menos con llamadas culturalizantes y reivindicativas, para que abastezca la media luna industrial europea (Copenhagen, Hamburg, Munich, Milan, Lyon, Paris, London) de personal "dispuesto" con la fuga de cerebros y mano de obra barata... ¡¡¡¡Hundido!!!
Al grano:
  • Europa no nos quiere, aunque nos necesita, ya se darán cuenta: Miremos al caluroso sur a partir de ahora.
  • Europa no acaba en los Pirineos, como se decía décadas atras, sino en Despeñaperros.
  • Abastezcamos a nuestros europeos de cerveza barata en sus vacaciones cuando nos visiten buscando el sol, debido al bajo nivel de vida de nuestras ciudades.
  • NO IMPUGNEMOS DECISIONES IRREVERSIBLES, y usemos el proyecto establecido para desarrollarlo entre nuestra gente. Hay que aprovechar el trabajo de diez años, o será agua de borrajas. Lo que se preparó para un año se puede estirar desde este mismo hasta otros años más allá.
Sí.

Estoy cabreado.

Estoy enamorado de mi ciudad, y de duele que no se reconozca su trabajo.

El árbitro es el culpable.

Pero en un árbol caído siempre se puede sacar leña, y exijo que se haga.

San Sebastián es una ciudad hermosa, cultural, rica y atractiva... Que lo disfruten. Me alegro por ellos, porque de verdad son muy buena gente.

¿Hace un carbatxo de roca con txacolí?... ¡Salud!.