sábado, 15 de marzo de 2014

La verdadera, y más justa, Catedral Católica de Córdoba

Iglesia de San Pedro Apóstol, Córdoba, España (declarada Basílica Menor de San Pedro en 2006)
Esto viene al hilo de la actual polémica surgida por la cercanía de la finalización del plazo para alegar contra la inmatriculación que la Iglesia Católica Vaticana ha realizado del edificio más emblemático de mi ciudad, patrimonio de la Humanidad, y con una catedral católica renacentista clavada, con forma de cruz latina, en el corazón del edificio, que está suscitando interesantísimos debates en las redes sociales, a favor y en contra, en prensa escrita y audiovisual, en foros políticos y culturales, y que han traspasado nuestras fronteras estatales.

En primer lugar, y sin ánimo de defender u ofender al actual gobierno autonómico de la Junta de Andalucía, garante obligatorio de su defensa y control, creo que cabe aclarar que dicho gobierno, con los fines que cada uno quiera concluir, ha hecho suya la petición popular surgida en las propias redes sociales, y no al revés, como pretenden algunos hacernos saber, bien sea por intereses políticos o ideológicos, o por, simplemente, devaluar la propia reivindicación.

En segundo lugar, no me deja indiferente el comprobar que han hecho falta ocho años para que saltaran las alarmas, tanto de la sociedad y ciudadanía de a pie, como de los propios políticos, que hoy en día hacen suya la bandera. Todos supimos en aquel ya lejano año del 2006 lo que se estaba fraguando sobre las ascuas de la especulación y el robo, a pesar de su nocturnidad y alevosía. Hubo "dust in the wind" pero entonces nadie se espantó. Supongo, quiero, y me gustaría pensar, que esto es solo culpa de esa forma de ser que tenemos los ibéricos para solucionar todo a última hora, quizás esperando que otros nos solucionen la papeleta. Castellana herencia esta.

Pero, aunque soy partidario desde siempre de la desespiritualización de la Mezquita-Catedral de Córdoba, no quiero hoy entrar en la polémica, hablar de motivos, de razones legales o morales, o de consecuencias impredecibles. Doctores tiene la Iglesia, y Jueces la Democracia para sacar sus conclusiones y dar sus veredictos, siempre esperanzadoramente justos y lógicos.

En esta entrada que hoy comparto en mi blog no quiero entablar esa conversación de justicias e injusticias, o de propiedades y propietarios. Hoy quiero ir más lejos, hacia el pasado, al más lejano de los pasados, para preguntarme cómo hemos llegado a este punto.

¿Qué narices hace una catedral católica dentro de una mezquita medieval?

La única respuesta que se me ocurre es: "pisarla".

Catedral y campanario "pisando" la Mezquita ante la mirada del Guadalquivir
Si analizamos el pasado, el solar que hoy ocupa la Mezquita-Catedral de Córdoba, antes Basílica de San Vicente (a saber si arriana o trinitaria... y aún antes ara romana, según estudio del arqueólogo Pedro Marfil) no ha sido jamás merecedor de convertirse en el emblema del catolicismo en la ciudad, salvo por prepotencia y altivez, sino que el lugar que le corresponde, siguiendo las pautas de humildad de la palabra de Jesucristo, y de emblemas y simbologías propias de sus cánones, el sitio que le correspondería debería ser la actual Iglesia de San Pedro Apóstol, declarada en 2006 (mira tú qué casualidad) en Basílica Menor de San Pedro.

La Iglesia de San Pedro, allí, apartada de turistas, rodeada de palacetes y conventos medievales transformados en casas de vecinos y colegios, con personas que se persignan a la altura de la placa de los Santos Mártires, camino de la Corredera, en silencio; con melenudos y utópicos que se juntan en el Círculo Juan XXIII, cerca de allí, en dirección de su patio que un día fue colegio de parvulitos de este que hoy os escribe...

¿Por qué no habría de salir la "fumatta bianca" algún día de la Iglesia de San Pedro de Córdoba?

¿Y cuál es la razón por la que pienso que San Pedro debería ser la Catedral de Córdoba y no el "pisotón en la mezquita"?

Independientemente de los estudios arqueológicos pendientes de realizar in situ y otros legajos por investigar, probablemente en manos de quienes menos les interesa que se sepa, existen relatos históricos, historiográficos, o historiológicos (estos menos creíbles), que sustentan esta versión. Uno de los mayores y mejores investigadores de la historia de Córdoba es, sin duda, Don Teodomiro Ramírez de Arellano y Gutiérrez de Salamanca, que, en sus "Paseos por Córdoba, o sean Apuntes para su Historia" (1873) nos da la siguiente versión de la Iglesia de San Pedro (texto reducido):

"...se cree fundada en el siglo III de la Era cristiana, en otro templo antes de gentiles, y le dan la categoría de basílica... a principios del siglo IV... fue... consagrado al Obispo Osio... la dedicaron a los mártires Fausto, Marcial y Januario, sacrificados en aras de los falsos dioses, poco después de San Acisclo y Santa Victoria."

Según el historiador al-Razi, aplicando la doctrina del Califa Omeya Umar ibn al-Jattab de compartir las iglesias con los cristianos, después de la conquista de sus territorios, la iglesia mayor de Córdoba de San Vicente... (es decir, la actual Mezquita-Catedral)... la compartieron separados por una cortina, separando los cultos godos de los musulmanes (Alejandro García Sanjuan, "La Conquista Islámica de la península ibérica y la tergiversación del pasado", Marcial Pons Historia, 2013, página 396, en referencia a Ibn Idari, vol II, p 229, traducción de Fagnan)... al aumentar la población cordobesa, los musulmanes estaban estrechos en la mezquita. Con el fin de ampliarla, Abd al-Rahmán logró que los cristianos, tras negarse en un principio, le vendieran su parte de la iglesia, a cambio de una indemnización de cien mil dinares y de la autorización para reconstruir, fuera de la ciudad, las iglesias que habían sido demolidas en el momento de la conquista... (ibidem)

Conclusión: acuerdo.

"Fuera de la ciudad" significaba entonces fuera de la Ciudadela, luego llamada Madinat, y posteriormente Villa, es decir, que todavía no estaba la muralla de época almohade-almorávide alrededor del arrabal de la Axarquía, dentro del cual se sitúa la Iglesia de San Pedro, y que hoy conforma el enorme casco histórico de la antigua Qurtuba. Vamos, que San Pedro, hoy en pleno casco viejo, era entonces... "las afueras".

Los godos aceptaron la propuesta, vendieron su iglesia de San Vicente a los moros por cien mil dinares, y reconstruyeron sus iglesias cristianas por la al-Sharquiya, Shaqunda, al-Garbí, al-Bayda, etc... todo fuera de las murallas de la Madinat, y establecieron su Catedral en la actual San Pedro, obligados por un acuerdo firmado y sellado.

Sí, ¡acuerdo!.

Cito de nuevo a Teodomiro Ramírez de Arellano en sus "Paseos por Córdoba (1873):

"...durante la dominación romana y el reinado de los godos, debió ser una de las principales iglesias de los cristianos en Córdoba, si bien no la primera, ó sea la Catedral, porque esta la creemos hácia donde hoy San Miguel (posiblemente basílica romana situada en el Foro), y que ascendió, digámoslo así, á tal categoría cuando la dominación de los árabes, quienes en la ciudad alta (ciudadela, madinat o villa), denominada por ellos Almadina, no permitieron vivir a los cristianos, y por consiguiente iglesia ni establecimiento alguno."

Sigue:

"En aquellos tiempos hallamos siempre en primer lugar la basílica de los tres santos Fausto, Marcial y Januario, donde tradicionalmente se decía haber sido sepultados por los demás cristianos. De allí salieron otros para sufrir martirio..."

Motivos, por lo tanto, tuvieron los católicos de la época para mantener la actual Iglesia de San Pedro como su principal Catedral católica. No solo tuvieron motivos "esotéricos" para tenerla como su más fiel representación arquitectónica, sino económicos. Se supone, según las fuentes, que además de para reconstruir su catedral con esos cien mil dinares que Abd al-Rahman les concedió, mediante contrato, a cambio de su mitad de San Vicente, además, parte de los diezmos recaudados a los cristianos por no convertirse al Islam, serían entregados a su comunidad para el mantenimiento de sus necesidades (religiosas o no)

Una parte mínima, seguro, pero una parte.

Ábside de la Iglesia de San Pedro 
Los almohades y almorávides, tras la decadencia de la Qurtuba omeya, deciden amurallar el barrio del este (la Axarquía) donde los terratenientes construyen grandes palacios con almunyas, jardines y patios, y dejan a su suerte, por falta de recursos, al-Janib al-Garbi, hoy en día masacrado por las construcciones de pisitos monos, jardines de naranjos y autovías o rondas que roturan el paisaje. Pero eso es otra historia... o no?.

El gran santo rey Fernando III de Castilla, con más cabezas cortadas en su mano que el mismísimo Almanzor, montado sobre su caballo, atraviesa el Wad Al-Quebir por el mismo camino que lo hizo Julio César y Pompeyo, y soporta la ceremonia que el obispo de Osma celebra en la Mezquita. Unas cuantas de cenizas formando una cruz en el suelo, agua "bendita" del río, una misa en latín y,... ¡hala!... ¡pa'mí!

"San" Fernando ordena la reconstrucción de San Pedro, sabedor de la importancia para la cristiandad de la iglesia. Incluso se hace un hueco en una de sus capillas para, por si muriera en el Reino de Córdoba, le enterraran en ella. Ni se le ocurre poner un dedo en la Mezquita-Aljama, y eso que era santo.

Hubo de pasar algo más de un par de siglos para que a alguien se le ocurriera abrir la lata en la Mezquita: la "...incalificable... permítaseme ser condescendiente... ¡muérdome la lengua!... la catolicísima Pseudoreina Isabel de Castilla,  "in memoriam" de sus hermanos envenenados por ella! Que en gloria estén.

A esta pájara, según algunos, representación sinigual y clarividente de la actual España, a quien solo le satisfacía la vista de la llama, el olor a carne quemada y el polvo de los escombros, le importó un ovario la suerte de la iglesia de San Pedro, lo que no sabemos qué es mejor, porque dirigió su mirada escrutadora a otros lugares y otras personas.

Si el fallecimiento de la pájara (1504) fue un alivio para toda aquella gente que quería vivir de su trabajo, sin embargo nadie pensó en su legado.

Y San Pedro olvidado.

Una vez abierta la lata por la Isabelita, ya todo fue coser y cantar. Pero centrémonos en la Iglesia de San Pedro.

Mientras se mutilaba la Mezquita a pesar de la negativa del Cabildo de la Ciudad, representado por el Corregidor Luis de la Cerda, la verdadera Catedral de Córdoba, San Pedro, se caía debido a que el terreno era fanganoso y sus cimientos no penetraban en la tierra lo suficiente.

Vuelvo a citar a Ramírez de Arellano en sus "Paseos por Córdoba":

"...en el año 1575, se hizo una gran obra en la iglesia de San Pedro, sacándose de cimiento ocho de los diez grandes pilares que la sostienen, y por cierto admiró á todas las personas entendidas, que aquellos estaban formados sobre el terreno si haber profundizado en él para su construcción, apesar de no ofrecer la menor firmeza. No se construyeron lo mismo los nuevos, y al hacer la excavación para los puntales del machón del lado de la epístola, del arco toral, en el día 21 de Noviembre, se encontró el sepulcro de las ansiadas reliquias,... su inscripción, que era esta: Sanctorum. Martirium. Xpti. Jesv Favsti. et. Martiliatis. Asciscli. Zoili... tenía otras letras borradas"

Y mientras mutilaban la Mezquita, San Pedro olvidado...

¿Qué querían los católicos de aquella época?

¿Querían pisar, humillar, dejar su impronta, su simiente? ¿Era eso lo que le pedía Jesucristo tras sus oraciones?

El primer cuerpo de la torre de San Pedro, por su robustez, da la sensación de estar hecho para soportar una altura grande y esbelta. Algunos historiadores, especialmente del siglo XIX, piensan que esta torre fue demochada por el emir Muhammad por ser demasiado alta. Eso podría ser un síntoma de la importancia del templo en el siglo IX.

Pero no, lo importante era "pisar".

En 1542 Hernán Ruíz el Joven dignificó el templo dándole una portada renacentista.

Portada renacentista de Hernán Ruíz el Joven
Poco menos de veinte años antes había comenzado la masacre arquitectónica en la Mezquita, para convertirla en Catedral católica. El representante de la ciudad, el Corregidor Luis de la Cerda, fue excomulgado por oponerse a las obras en la Mezquita. Vamos, que lo convirtieron en un paria sin derecho a retorno. Que nadie diga que aquello ocurrió porque eran "otros tiempos", porque aquellos que vivieron "otros tiempos" no eran tontos, y sabían lo que estaba pasando, pero no pudieron evitarlo.

¿Por qué el Vaticano se propuso en el siglo XVI obviar los significativos antecedentes religiosos de la Iglesia de San Pedro de Córdoba como su Catedral más lógica, un humilde templo, recoleto, en un barrio popular identificado con su iglesia, cuyos habitantes se acercan, aún hoy, a su iglesia de forma anónima y rezan discretamente por aquellos mártires, en lugar de hacerse con un edificio de más de 20.000 metros cuadrados, en un lugar que entonces era el centro del poder económico, cercano al único puente en kilómetros, con una actividad comercial envidiable, y unas perspectivas inmobiliarias dignas de sus plusvalías? ¿Es ese el mensaje que Jesús les dio?

Pudieron, viviendo en el tiempo que vivieron, una época de bonanza económica y cultural, cuando se alineaban y ensanchaban calles y plazas, haber aportado a la comunidad una oportunidad para crear un nuevo centro comercial entre la "Catedral de San Pedro" y la Plaza de la Corredera (adelantando su reconstrucción).

Imaginemos...
Pero no: lo importante era "pisar" la Mezquita, y a ser posible, inmatricularla antes de que se den cuenta.

Hoy, los mártires de San Pedro: Fausto, Januario, Marcial, Acisclo, Victoria, Zoilo, Perfecto, Sisenando, Pablo, Cristóbal, Leovigildo, Teodomiro, Flora y María, esperan con ilusión desde su urna de cristal rodeada de alpaca cincelada, a que el Santo Padre de Roma determine su salida voluntaria de un lugar que nunca fue suyo, sino de toda la Humanidad, y que se dedique más a ellos que, como dice Ramírez de Arellano son los verdaderos "...ardientes defensores de la religión de Jesucristo, por la que sufrieron tan horribles tormentos."

Anda, porfa...

Urna de los Mártires de Córdoba en la Iglesia de San Pedro
...es que los abogados son caros.

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